El ‘Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca +’ presentó este 5 de diciembre un informe que revela que en 2023 han sido sacados de Nicaragua 151 sacerdotes y 76 religiosas mediante el exilio, la expulsión o la negación de ingreso al país.
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El informe, denominado ‘Violaciones a la libertad religiosa – Etapas de represión contra la Iglesia en Nicaragua’, asegura que el incremento en el número de religiosos desterrados refleja una tendencia preocupante.
Y es que -sostiene la organización- se trata de restricciones arbitrarias y sistemáticas que limitan la movilidad de los líderes religiosos, “socavando su capacidad para cumplir sus responsabilidades pastorales y contribuyendo al desgaste del ejercicio de la libertad religiosa en el contexto nicaragüense”.
La Iglesia, un fuerte riesgo para la dictadura
El informe fue hecho público en San José de Costa Rica, y en la presentación participaron el abogado del colectivo, Juan Carlos Arce, así como la activista Yader Valdivia.
Tras la explicación de que la persecución religiosa en Nicaragua es una represalia por el rol que jugó la Iglesia como mediadora durante el fallido diálogo nacional de 2018, luego de las protestas por una reforma al sistema de seguridad social, Juan Carlos Arce aseguró que Daniel Ortega ve en la Iglesia un riesgo a su empeño de controlarlo todo.
Consideró que el pueblo nicaragüense vive el peor ataque a la fe, a la libertad de expresión y a la libertad de organización en la historia de ese país, por lo que pidió a las organizaciones internacionales de derechos humanos “mantener un escrutinio constante sobre la situación en Nicaragua y tomar medidas efectivas para asegurar que se respeten los derechos fundamentales de todas las personas en el país”.
Ortega quiere una Iglesia a la medida
Luego de señalar que el régimen de Daniel Ortega está haciendo todo lo posible por ahogar financieramente a la Iglesia católica para destruirla, la activista Yader Valdivia denunció que el gobierno está usurpando las actividades religiosas, “reemplazando a la Iglesia católica en la organización de eventos como procesiones y festividades”, a fin de crear una Iglesia a la medida.
Y es que, mientras que el régimen sandinista ha prohibido las grandes celebraciones religiosas en las calles, como los tradicionales oficios de Semana Santa, por otro lado, a través de las alcaldías o el Instituto Nicaragüense de Turismo, organiza celebraciones religiosas en las que hace propaganda política.
“Promueven la fe como una religión popular, que tratan de maquillar como que sí se siguen realizando actividades religiosas, y no son más que actividades propagandísticas”, dijo Valdivia.