Un artículo sobre la IA publicado en ‘Actualidad Económica’ del pasado noviembre[1] afirmaba que “el uso principal es pura productividad personal. No te va a quitar el trabajo, pero te va a ayudar a hacerlo”. Es decir, por ahora, la IA se está utilizando sobre todo para ser más productivo, para trabajar más. Esto está dentro de los parámetros economicistas de la sociedad. Las tecnologías no me liberan del trabajo sino que me permiten incrementar la cantidad de labores que realizas: rebajar costes, incrementar ingresos y tener más beneficios que es el objetivo personal, empresarial y societario que se persigue.
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En una sociedad en la que lo importante es la productividad, la eficiencia y los beneficios, es normal que la innovación tecnológica se utilice directamente para esto. El ideal clásico de tener las máquinas y los avances tecnológicos para trabajar menos, hace tiempo que se fue al traste. La tecnología se utiliza justo para lo contrario y claro, si podemos trabajar más gracias a la IA, la consecuencia no va a ser, como muchos pronostican, menos horas trabajadas, sino todo lo contrario. Esta es una de las paradojas del mundo actual, en lugar de poner la IA a nuestro servicio, la ponemos al servicio de la productividad y llenamos nuestras existencias de más y más productos, servicios y experiencias que solamente nos llevan a más agobio y más estrés.
Pero no todo es negativo. Esta capacidad para ayudarnos, en especial en los trabajos que son más burocráticos puede repercutir en que estos, poco a poco, vayan decreciendo. Pongo algún ejemplo. Si utilizamos la IA para el correo electrónico y no solo nos ayuda a enviar mensajes de una manera más rápida sino también a leerlos y a contestarlos, podremos evitar la tediosa labor de contestar, de enviar mensajes corporativos o de leer gran cantidad de mensajes inútiles. Es perfecto, vamos a tener a máquinas elaborando, leyendo y contestando mensajes. Al final habrá una parte de nuestro correo electrónico en el que nuestra IA particular se comunicará con las IA particulares de otras personas y llevarán su vida paralela a la nuestra…
Burrocracia
Del mismo modo tengo una amiga que realiza trabajo terapéutico. Me comenta que no puede trabajar más en lo realmente importante (la terapia) porque tiene que emitir largos y prolijos informes para la administración autonómica que sospecha que no lee nunca nadie. Le voy a sugerir que deje que la IA haga sus informes. Al final, es probable que dentro de poco la administración pública utilice IA para leer esos informes. Así que todo redondo, la persona atiende a más personas y tiene más tiempo para cada una de ellas, mientras que la “burrocracia” se la dejamos a máquinas que se comunican entre ellas en un mundo paralelo. Puede parecer absurdo ¿Verdad? Pero pensemos ¿Cuántas cosas de nuestra realidad actual las hubiésemos considerado absurdas hace unos años?