Para una gran cantidad de personas se trataron de días de fiestas y celebración donde los excesos se justificaron por el tiempo de descanso. Unos cuantos, los menos, dedicaron el tiempo a reflexionar acerca del nacimiento y de la encarnación de Dios en un pequeño.
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El sentido espiritual se va perdiendo con tantas señales con las que vivimos, hemos pasado Navidad sin siquiera percibir el significado real, la pausa necesaria o la importancia de estar un tiempo de calma, admirando al pequeño Jesús.
Este tiempo se aprovechó para vacacionar, viajar y dejarse llevar por los instintos, y es que las grandes ciudades parece que absorben nuestra atención y dinero con tal fuerza que apenas nos damos cuenta de estos días. No pretendo cambiar la forma en que muchas personas le dan sentido a su Navidad, pero deberíamos reflexionar un poco acerca de la forma en que estos días suceden y esto es como creyentes.
La verdadera felicidad no está fuera
Han pasado los días y ahora ¿qué? Además de las cuentas por pagar que un gran número de personas asumió como el compromiso mercantil, todo por no poder controlar el impulso de comprar aquello que decía en las tiendas: OFERTA.
Viene un vacío, la nada que nos queda después de obtener aquello que pensamos nos haría sentir bien, no falla, se queda el vacío de las cosas. Y es que si bien es cierto, seguimos sin comprender que la verdadera felicidad no está fuera, siempre ha estado dentro de cada uno de nosotros.
Por eso la pregunta ¿después de la Navidad qué? Seguiremos persiguiendo con afán el tener y continuaremos ignorando lo verdaderamente importante, dejaremos de pasar tiempo con nosotros mismos para dedicarlo a los demás y así es como hemos vivido, sin detenernos, la misma sinergia que año con año se presenta en nuestra existencia.
Pasarán Navidades una y otra vez y no tendremos ese valioso tiempo para reflexionar acerca de la sencillez y la humildad, regularmente son temas que no se buscan en este tiempo; más bien, seguimos teniendo esa actitud de cuánto tengo, cuánto valgo. Ha nacido el amor, para ser ignorado, ha nacido Dios y parece que a muy pocos les importa este acto tan sublime y de dimensiones inimaginables.
Acercarnos al misterio más hermoso
Después de Navidad, seguiremos siendo las mismas personas, con nuestras rutinas y continuaremos viviendo de la misma manera en la que lo hemos hecho. Algunos siguiendo la tradición de las fiestas y otros disfrutando los días de descanso, los que menos, poco se alegrarán con la llegada del amor.
Si sólo fue un momento de regalos, entonces no entendimos el significado completo de este tiempo. Si fueron días para variar nuestras actividades y remplazar la rutina, de poco sirvió. Si fue un puente para recibir el Año Nuevo, mucho menos.
“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”. Lucas 2-14
Navidad es alegría, paz y tranquilidad, tiempo de reflexión para crecer en la espiritualidad y acercarnos al misterio más hermoso del nacimiento de Dios en nuestro corazón y en nuestra vida. Alegrémonos con sinceridad, que el Creador ha nacido para ser uno como nosotros, uno entre nosotros.