Rafael Salomón
Comunicador católico

Compartir solo lo importante


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Últimamente he estado desplazándome en aeropuertos, en estos lugares me doy cuenta de las diferentes personalidades, actitudes y hasta de las preocupaciones de algunos pasajeros. Todo esto sucede sin siquiera buscarlo, son charlas que van surgiendo a mi paso o simplemente a un lado.



En ocasiones escucho accidentalmente conversaciones que podrían estar reservadas en el ámbito de lo personal y es que las personas no tienen cuidado de que los demás podamos escuchar sus conversaciones. Entiendo, se trata de un espacio público en el que, cualquiera podemos hablar y expresarnos, pero, la información que se revela es a veces muy relevante para ser dicha en cualquier lugar.

He tenido la oportunidad de enterarme acerca de los números de la tarjeta de crédito de alguien, el aeropuerto al que llegará el diputado local como cambio de último momento en su agenda. He escuchado conversaciones de infidelidades.

A veces pienso que estamos viviendo en una sociedad en donde se desea ser escuchado por las demás personas, para aparentar, informar o sobresalir del resto, una sociedad que levanta la voz para que los demás conozcan algo de esa persona, su trabajo, sus relaciones y hasta las decisiones que pretende tomar. Se ha perdido la mesura, el recato y hasta las buenas costumbres, como: No gritar en público o simplemente evitar demostrar nuestras emociones frente a los desconocidos.

Selfie

Foto: Pixabay

Aprender a ser medidos

Lo podemos confirmar en las redes sociales donde algunas personas se sienten ávidas de demostrar cuánto dinero tienen, cómo viven y es que en días recientes una joven mostró su casa, con amplios espacios, en su propiedad había jirafas en cautiverio, así como un santuario de monos, generando la atención y el desconcierto de los cibernautas.

Hay quienes muestran el monto ganado por vender una propiedad o están aquellos que fotografían la entrada para ver al artista del momento, por supuesto todo lo anterior con resultados desastrozos. Aprender a ser medidos tiene grandes beneficios, vivir con un perfil bajo nos hace ser ignorados por grupos organizados que se dedican a delinquir. Realmente ¿queremos que las demás personas conozcan detalles de nuestra vida?

Si nos detuviéramos a pensar un poco, hay más riesgos al compartir información en la red, ya que puede ser usada para muchos fines, entre los que destacan los delictivos. Será la necesidad de reconocimiento, la urgencia de dar a conocer nuestros planes antes de que se lleven a cabo.

Sugiero que nuestros logros debemos celebrarlos con quienes realmente valoren nuestro esfuerzo, sin apariencias de quienes fingen que les importa lo que hacemos. Cada victoria personal es como una preciosa joya que debe ser mostrada con cuidado y sólo a las personas que le den el verdadero valor a nuestras acciones: compartir lo que es importante.

El que mantiene la boca cerrada se libra de problemas”. Proverbios 21, 23