La Pasión, según David Bowie

“Lazarus” es la decimosegunda estación de penitencia del viacrucis que Pepe Gómez ha creado

Tanto ha influido la música –y la relación con la fe– de David Bowie (Brixton, Londres, 1947–Nueva York, 2016) en el fotógrafo y pintor malagueño José Gómez Romero que, sin dudarlo, eligió ‘Lazarus’ como su nombre artístico. “Lazarus” es el último videoclip de Bowie y uno de los temas de ‘Blackstar’ (2016), disco con el que el cantante británico se despidió días antes de su muerte: “Mira aquí arriba, estoy en el Cielo / tengo cicatrices que no pueden ser vistas”, canta en ese tema, tercer corte de su testamento musical y espiritual.



Pero “Lazarus” es, además, la decimosegunda estación de penitencia –la que rememora que “Jesús muere en la cruz”– del viacrucis que Pepe Gómez ha creado como exposición en la parroquia de la Divina Pastora, en Málaga, y que ha titulado ‘White light, white heat’, como uno de los álbumes de la banda ‘The Velvet Underground’ que Bowie convirtió en su bandera. El artista malagueño elige catorce temas de Bowie para ponerle banda sonora a cada estación, pero además ilustra cada una de ellas con una obra artística creada expresamente por él mismo a partir del constructivismo ruso. “Digamos que la exposición es una triangulación de elementos: la Semana Santa de Málaga, la inspiración en el suprematismo de Malévich y la música de Bowie”, describe.

‘Lazarus’ lo explica con detalle: “La Semana Santa de Málaga es la base fundamental, el telón de fondo. Luego, desde el punto de vista compositivo, pensé recurrir al suprematismo ruso que creó Kazimir Malevich, quien, a través de formas poligonales, formas geométricas, círculos, cuadrados, líneas, jugaba con los espacios y era casi como crear puzles. Y eso me animó a que esa combinación del suprematismo con la Semana Santa diera pie a que el espectador se parara y pensara un poquito qué era lo que se le estaba ofreciendo”, explica desde Torremolinos.

Interacción con el espectador

Pero primero fue la música de Bowie. “Sería el tercer elemento –añade–, que es un poco la decisión de crear interacción entre la obra y el espectador. Al espectador se le da la oportunidad, a través de un código QR impreso en la cartela de cada obra, de acceder a la canción que inspira esa estación del viacrucis, de manera que tenga una experiencia sensorial diferente y atractiva”.

La devoción a Bowie es casi innata en él. “La música forma parte fundamental de mi vida a todos los niveles. Siempre estoy escuchando música. Sobre todo, de los 70, rock alternativo… Y me di cuenta –explica– de que, prestando atención a las letras de Bowie, en algunas surgían conexiones con momentos de la Pasión de Cristo”.

Y no lo dudó. “Entonces, cuando el párroco, Rafa Pérez Pallarés, me propuso la idea de exponer en la Divina Pastora, vi el espacio con el que contaba y pensé que una buenísima opción era crear un viacrucis conectado a 14 temas de Bowie. No por el tema en sí, sino porque cada uno contenía una estrofa que me servía para conectar con el momento de la Pasión que reflejaba la estación. Y ahí surgió todo. Y así fue el proyecto”, admite. Esas estrofas aparecen en el original inglés en la cartela que acompaña cada estación.

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