Un laico y nueve religiosos que habían sido secuestrados en Haití han sido liberados. Concretamente, las tres religiosas de San José de Cluny –secuestradas el 5 de marzo– y seis religiosos de los Hermanos del Sagrado Corazón, mientras dos continúan aún prisioneros.
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A pesar de esta feliz noticia, el país, y, concretamente, su capital, Puerto Príncipe, continúa siendo un “infierno”, ya que un 80% de su territorio, tal como recoge Vatican News, está en manos de bandas armadas, que se dedican al asedio de edificios gubernamentales y comisarías de policía, provocando la muerte de decenas de personas y la huída de miles.
“La situación en Haití es caótica. No hay palabras para describirla. Estamos viviendo un infierno”, explican los misioneros salesianos que siguen intentando trabajar en el país y atender en la población tras una oleada de violencia sin precedentes. “Los Salesianos, de momento, estamos bien, pero no podemos desarrollar ninguna actividad desde el 29 de febrero, cuando se inició esta situación”, añaden los misioneros.
La fuerte inestabilidad política y una policía incapaz de combatir a las bandas armadas que hacen estragos sobre todo en la capital. Sacerdotes y religiosos son a menudo objeto de secuestros por parte de grupos criminales, atraídos por la creencia de que la Iglesia haitiana es rica y puede pagar rescates.
Palabras de Francisco
Al frente de la preocupación por el país, el Papa expresaba ayer, tras la oración del ángelus, su “dolor por la grave crisis que afecta a Haití y por los episodios violentos ocurridos en los últimos días” y dijo estar cerca de la Iglesia y del “querido pueblo” que sufre desde hace años.
“Los invito a rezar, por intercesión de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, para que cese toda violencia y para que todos ofrezcan su contribución al crecimiento de la paz y la reconciliación en el país, con el apoyo renovado de la comunidad internacional”, dijo el Papa.