Desde pequeños nos enseñan a tener miedo a lo desconocido, a poner una barrera de precaución delante de todo aquello que no conocemos y que no sabemos si nos va a hacer daño o no.
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Según vamos creciendo, este pensamiento puede volverse muy peligroso. La convivencia con personas distintas a nosotros nos abre la puerta a nuevas ideas, culturas, costumbres, formas de ver la vida… nos ayuda a salir de nuestra realidad, a cuestionarnos nuestro entorno y, en muchos casos, a ser más libres.
Pero si, por el contrario, rechazamos lo desconocido y nos alejamos de ello, nos arriesgamos a encerrarnos en nuestros propios pensamientos y creencias, asumiendo que tenemos la verdad absoluta y creando muros que no solo nos aíslan de la realidad, sino que discriminan y atacan a los demás.
Tan diferentes, tan iguales
Hace unos años, el grupo de graduadas de la JEC tratábamos la acción común “tan diferentes, tan iguales”, con la misión de generar en nuestros ambientes espacios de enriquecimiento cultural. Este material tenía el objetivo de “formarnos y reflexionar sobre la necesidad de tender puentes con el resto de expresiones de la fe y trabajar por la promoción del diálogo interreligioso”.
Eduardo Martín compartía en su blog de Vida Nueva ‘En Clave Joven’ una reflexión que, por desgracia, sigue siendo verdad hoy día: “Paradójicamente hoy, cuando parece que tenemos a nuestro alcance como nunca la ocasión de acercarnos con profundidad a la verdad que late detrás de cada ser humano, desde la riqueza que suponen las creencias, lenguajes y culturas, asistimos a la escandalosa vergüenza de cerrar las puertas y fronteras de nuestros países y nuestros corazones ante el drama de tantas personas hermanas que huyen de la guerra, de la miseria, de la explotación o el hambre”.
Los discursos de odio y la falta de comunión se hacen cada día más presentes en la sociedad, especialmente en los espacios políticos. La identidad, los derechos y el valor de algunas personas se ponen en duda, como si dejaran de ser humanas y se convirtieran en meros objetos que podemos mover de un sitio, sin importar su opinión o su vivencia.
Día Internacional para Combatir la Islamofobia
Este viernes 15 de abril se celebra el Día Internacional para Combatir la Islamofobia.
En España nos queda aún mucho trabajo por hacer. Los ataques terroristas llevados a cabo por grupos extremistas han generado en la sociedad unos prejuicios negativos hacia las personas musulmanas, las cuales no se sienten identificadas con estos actos. Los medios de comunicación y algunos partidos políticos extremistas han utilizado estos actos para criminalizar a las personas musulmanas y generar una campaña de odio que poco a poco ha ido calando en la sociedad. Seguro que recuerdas alguna noticia, comentario o discusión que discriminase o ataquese a alguien musulmán o a sus costumbres; quizás incluso tú mismo has tenido comentarios de este tipo y no te has dado cuenta en el momento.
Combatir la islamofobia es algo que nos corresponde a todas, y muchas veces tenemos que empezar por romper nuestros propios prejuicios. Como decía al principio, el desconocimiento sobre algo nos pone en estado de alerta y crea una barrera entre nosotros y lo diferente, así que te propongo que pares un segundo a reflexionar sobre estas preguntas: ¿conoces realmente los ritos y costumbres de las personas musulmanas?¿te lo ha explicado una persona que cree en ellos o te has guiado por la “creencia popular”?¿sabes en qué consiste el Ramadán y por qué se celebra?¿hay alguien en tu entorno cercano que lo celebre?
