Tribuna

Está y… nos honra

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“Está bien -dijo Gandalf-. No discutamos más. He elegido al señor Bolsón y eso tendría que bastar a todos. Si digo que es un saqueador nocturno, lo es de veras, o lo será llegado el momento. Hay mucho más en él de lo que imagináis y mucho más de lo que él mismo se imagina. Tal vez (posiblemente) aun viváis para agradecérmelo. Ahora, Bilbo, muchacho, ¡vete a buscar la lámpara y pongamos un poco de luz a todo esto!” (Tolkien, J. R. R, 2017, pág. 29)



Esta cita de Tolkien se ubica al inicio de la aventura en la que los Enanos buscarán reconquistar sus tierras que fueron ocupadas por Smaug, el dragón. Antes de ella, los enanos se reúnen en la casa de Bilbo por esas estratagemas de Mithrandir que hizo que todos llegaran a dicho lugar. Una vez allí, los enanos ponen en duda la calidad y características del hobbit para la aventura que se avecina. Y es justamente allí, donde Gandalf cree en la capacidad que este tiene y aún más de lo que se puedan imaginar… Spoileando un poco, fue justamente este pequeñín quien ayudará más de lo imaginado, incluso salvando las cosas cuando las papas queman…

Este V Domingo del camino hacia la Pascua, queremos contemplar las lecturas desde un Dios que cree en la humanidad, que cree en las personas y en todo lo bueno que ellas son capaces de hacer o rehacer… y que nos honra.

Apuesta a más

  • a. Tiene paciencia

“Ya llegan días en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva” (Jer. 31, 31)

Un primer aspecto que contemplamos: los días llegan. Parece una obviedad. Sin embargo, en el mundo que vivimos es una apuesta a la providencia. Estamos acostumbrados a manejar todo a nuestro antojo (editamos todo lo que publicamos, aceleramos la voz para escuchar los audios que nos envían, cancelamos a quienes nos molestan o estorban, etc.). Incluso por esta mentalidad nos ponemos ansiosos cuando un mes tiene 30/31 días, y hasta ponemos post donde ese tiempo parece una eternidad y queremos que pase o termine antes de su fecha. Nos ponemos ansiosos cuando el verano tarda en llegar lo que dura la primavera. Jeremías nos presenta a un Dios paciente en los días por venir. Y será en ellos en donde realizará ese pacto nuevo. ¡Menos mal que no es un Dios ansioso, sino algunas personas lo graficarían como aquel que hace pasar los días más rápido que 24hs! El Dios de la alianza es el que espera, acompaña y renueva.

  • b. Renueva su esperanza

“No será una alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor” (Jer. 31, 32)

Una tentación muy presente en la práctica religiosa es la “repitencia”. Y en cierto punto, hay cosas que son inevitables repetirlas porque forman parte de la vida misma. Incluso a ellas las renovamos para que la finalidad se realice. Desde que nacemos hasta que celebremos nuestra pascua, nos alimentamos. Sin embargo, a medida que crecemos la manera o los medios con que lo hacemos varía desde la alimentación intrauterina hasta la que podamos recibir en la vejez. El profeta nos relata la imagen de Dios que renueva su esperanza al continuar haciendo alianza, aunque ya no como la anterior.

  • c. Profundidad vital

“Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jer. 31, 33)

La alianza anterior es simbolizada por “las tablas de la ley” realizada con materiales externos. Jeremías nos presenta a Dios que va a lo profundo, a la existencia (corazón). Pareciera que la propuesta de Dios apunta a la vida misma de los creyentes porque es una alianza que está asociada a las personas y que es fruto de un pacto entre ambos. Incluso la podríamos pensar como una propuesta que nos hace parte porque es “en” las personas donde él se hace presente. Y, por otro lado, así como el Arca fue y es el recuerdo del pacto con Moisés, ahora serían las personas el recuerdo de la alianza, porque juntas son pueblo. Esta alianza refuerza el vínculo entre creador y creaturas: él es nuestro Dios y nosotros, los seres humanos, somos su pueblo… un pueblo aliado y honrado por Dios. Las personas vivimos varias experiencias y crisis en la relación con Dios y entre nosotros. Sin embargo, él nos llama “mi pueblo”.

  • d. Perdón “integral”

“cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados” (Jer. 31, 34)

En experiencias religiosas, numerosas veces, se presenta a un Dios que perdona algo y no lo otro: perdona el pecado, pero no la culpa. Y que para esto último hay que hacer “algo extra” y ganar ese perdón… Sin embargo, tanto Jeremías como el salmo de este V Domingo de Cuaresma, nos invitan y recuerdan que la acción de Dios es integral, plena, absoluta. La alianza y acción de Dios abarca a la totalidad de las personas (mente y corazón, culpa y pecado, dimensión personal y comunitaria).

  • e. Causa de salvación

“se convirtió …en autor de salvación eterna” (Heb. 5, 9)

Ya próximos a la fiesta de la Pascua, la liturgia nos recuerda, para que la guardemos en el corazón y la mente, que Dios es autor de salvación, vida, plenitud, eternidad. El texto de la carta a los Hebreos nos ubica en la relación con él: es autor de redención… Dios es causante de salvación, no de otra cosa. Todo lo demás tendrá que ver más con nuestras “interpretaciones o proyecciones históricas”. En Jesús, la propuesta de Dios se hace salvación y es eterna.

Resurrección Portada

  • f. Llama la atención

“Queremos ver a Jesús” (Jn. 12, 21)

Algunos estudios afirman que “no debe interpretarse como un llamamiento a ir a ver algo, sino que centra la atención en algo llamativo, extraño o nuevo que le sigue de inmediato” ‘(Biblia de estudio’ – Ver, 2024). Considerando esta interpretación es que nos animamos a proponer que en Jesús Dios es así: llama la atención, incluso para quienes en aquella época no eran parte del grupo, es decir, los griegos.

Nuevamente el Evangelio nos pone en la perspectiva de amplitud: judíos y griegos, paganos y creyentes, cristianos y no cristianos, personas de buena voluntad tenemos la posibilidad de ver lo que Dios hace visible ante nuestra mirada.

  • g. Propuesta comunitaria e inclusiva

“Felipe fue a decírselo a Andrés; y ambos fueron a decírselo a Jesús” (Jn. 12, 22)

Algunos (griegos) hablan y comparten lo que desean (ver a Jesús) y se lo comunican a uno (Felipe). Este lo comparte con otro (Andrés) y juntos van hacia Jesús. Luego, hay una voz que habla y la escuchan todos. Jesús repite que esa voz vino por “ustedes” y que cuando sea levantado “todos” serán atraídos.

En otras columnas hemos expresado que el Evangelio de Jesús suele establecer un “nuevo paradigma” y pareciera que este texto nos lo vuelve a recordar: la fe cristiana es comunitaria y amplia donde todos (griegos, discípulos, oyentes, otros) participan y son testigos de la acción de Dios.

  • h. Libertad honrada

“El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará” (Jn. 12, 26)

La propuesta de Jesús es una invitación: ¡el que quiera! Nadie está obligado a seguirlo. Y a su vez, se rompe el viejo modelo de siervo – amo en donde el primero no participa de los bienes de su señor. En la propuesta del Evangelio el servicio se hace seguimiento honrado, porque quien quiera seguir al Nazareno estará donde él esté.

Muchas veces, en otras diócesis, se predica hacer “un ser humano digno de Dios y que lo honre”. Jesús nos presenta un Dios digno del ser humano y que lo honra. Pareciera que el Evangelio se centra más en lo que Dios hace por la humanidad.

Año de la oración

“Abrirse a Dios, acoger su impulso, dejarse trabajar por la fuerza salvadora de su gracia. No conquistarlo, sino dejarnos conquistar por él; no convencerlo, sino dejarnos convencer… no rogarle, sino dejarnos rogar” (Torres Queiruga, Andrés, 1996, pág. 256)

Un tercer recurso para la oración es la súplica o petición ante la necesidad, angustia, tristeza, solitariedad, sequedad, etc. Ella más que informar a Dios de lo que nos sucede quiere reconstruirnos haciendo evidente la conmoción interna ante el dolor propio y ajeno que nos invita a pedir no “para cambiarlo a él, sino para excitar en nosotros la confianza de pedir” y de actuar (Aquino, Tomás de – STh II – II, 1998)(q. 83, a 3 ad 5). La petición más que decirle a la Trinidad que intervenga desde fuera, es una apertura existencial a la caridad. Suplicar a Dios que realice algo por nosotros, en el fondo, no es haber comprendido que él nos creó sumamente libres para construir y contribuir al bien común. Pedir es confiar también en nuestra acción o de recurrir a profesionales si así fuera necesario y, por otro lado, confiar en la compañía actuante de Dios en cada momento de la vida.

Una propuesta y pequeña transformación nos puede ayudar a zambullirnos en la dinámica de la oración de petición: pasar del “Te pedimos por el hambre el mundo” a “Padre fiel, que eres el Maná, estamos conmovidos por tantos hermanos que sufren hambre, te pedimos que tu acción nos impulse a dar de comer al hambriento, a ser solidarios, a compadecernos con quien sufre”, etc. Quizás parezca una extensión de palabras para decir lo mismo. La primera opción hace responsable a Dios de lo que pasa. La segunda, la comunidad orante asume el protagonismo en la historia y el rol que a ella le cabe ante la situación percibida.

Plegaria

Trinidad Santa, que crees y honras a la humanidad
Te damos gracias por tu bondad, por tu inmensa compasión,
por crear un corazón puro, por renovarnos desde adentro con espíritu firme.
Gracias por borrar la culpa; lavar del todo el pecado.
Te pedimos, como seguidores de Jesús, que ese seguimiento nos siga devolviéndonos la alegría de tu salvación.
Te suplicamos que continuemos contemplando tu rostro en nuestra realidad,
en cada cara con quienes compartimos la vida,
que sigamos viviendo una comunión que nos amplíe el horizonte para incluir a todos,
como lo hizo Jesús.

Bibliografía

  • Aquino, Tomás de – STh II – II. (1998). ‘Suma Teológica’. Buenos Aires: BAC.
  • ‘Biblia de estudio’ – Ver. (2024)
  • Tolkien, J. R. R. (2017). ‘El Hobbi’t. Buenos Aires: Minotauro.
  • Torres Queiruga, Andrés. (1996). ‘Recuperar la creación. Por una religión humanizadora’. Madrid: Sal Terrae.