Tras unos meses de arresto domiciliario, el exsacerdote polaco Tomasz Z. ha sido condenado tras organizar una orgía en su casa parroquial en agosto de 2023 y negar el auxilio al prostituto que había contratado para la ocasión. La prensa polaca ha confirmado la condena por cuatro delitos entre los que se encuentra aprovecharse de la indefensión de otra persona para inducirle a mantener contacto sexual o el uso de drogas ilegales. En el juicio, celebrado a puerta cerrada, se ha establecido una una indemnización de casi 4.000 euros a la víctima que el antiguo párroco deberá abonar.
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Varios delitos
Todo comenzó cuando el sacerdote Tomasz Z., junto a dos laicos, organizaron una orgía en la casa parroquial de la iglesia de la Virgen de los Ángeles de Dąbrowa Górnicza. El caso salió a la luz porque el hombre perdió el conocimiento durante la noche por una sobredosis de pastillas contra la disfunción eréctil y, aunque hubo que pedir ayuda médica, el cura intentó impedirlo.
Por ello, se le ha juzgado por “crímenes contra la libertad sexual y la decencia”, “denegación de auxilio” y por “proporcionar drogas” a una persona cuyos servicios sexuales fueron contratados para celebrar la orgía. El sacerdote poco después de los hechos, tras denunciar lo suyo como una persecución a la Iglesia y a los clérigos, se trasladó a Turquía para eludir la atención pública cumpliendo allí arresto domiciliario. Según fuentes policiales, los asistentes ingirieron drogas de varios tipos y el hombre que estaba contratado para prestar servicios sexuales perdió el conocimiento, tras lo cual una ambulancia acudió al domicilio, pero una vez allí, los curas impidieron a los enfermeros entrar y pidieron sacar ellos mismos al enfermo. Finalmente, la policía se personó en el lugar de los hechos y se pudo dar asistencia médica al hombre.
En declaraciones posteriores a los hechos, Tomasz Z. remitió en su día una carta a los medios de comunicación en la que declaró que “si algo similar le hubiera sucedido a una persona cualquiera, que tuviera una profesión diferente, y no a un clérigo, no habría habido ningún problema”. Por su parte, la diócesis –cuyo obispo ha dimitido poco después de la detención– señalaba en un comunicado que “el padre Tomasz Z. y dos laicos cometieron una gravísima violación de las normas morales, que la Iglesia no tolera y condena enérgicamente. El incidente se ha convertido en motivo de gran escándalo para los fieles y de justificada indignación pública”.