Tribuna

Una mirada a ‘Dignitas infinita’ desde la Teología Moral

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Expreso mi parecer sobre el documento ‘Dignitas infinita’ mediante cuatro aproximaciones que aluden a cuatro aspectos decisivos del texto presentado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF).



Oportunidad

Merece ser alabada la decisión de publicar un documento sobre las situaciones y sobre los interrogantes que afectan, en el momento actual, a la realización de la dignidad de la persona. Tema (dignidad humana) y contexto (situación actual) acreditan esta consideración positiva, la cual cobra un relieve todavía más significativo si se tienen en cuenta estos otros contextos:

a) Al aparecer a los 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se une a la general celebración de lo que Juan Pablo II llamó “el hecho más reseñable del siglo XX”.

b) Al señalar las posibles y, por desgracia, reales violaciones de la dignidad humana, no solo denuncia, sino que también defiende lo que, en apreciación de Ireneo de Lyon (+ hacia 200), “es la expresión de la gloria de Dios”.

c) Al proponerse como objetivo el hacer una síntesis, describiendo las realidades y ofreciendo una valoración moral respectiva, el DDF ha propiciado una sistematización del amplio y diversificado magisterio del papa Francisco; al mismo tiempo, disipa dudas y hasta malinterpretaciones de dicho magisterio.

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Fundamento teórico

El documento, según se indica en la presentación del mismo, ha tenido una etapa muy larga (cinco años) de preparación, en la que han intervenido muchas mentes, de las que sin duda se han tenido que aceptar algunas de sus apreciaciones. Sospecho que la mayor parte de esas mentes se mueven, sin descartar el área de la filosofía, en los diversos campos de la teoría teológica al uso: bíblica, patrística, histórica, dogmática (intuyo que el área propiamente teológico-moral no ha sido muy frecuentada). Es de destacar positivamente la conexión de la dignidad humana con el pensamiento filosófico de la Modernidad (Kant, etc.) y con la orientación iusnaturalista de la etapa reciente.

Esa multiplicidad de consultas ha dejado una gran riqueza de contenidos (bíblicos, patrísticos, teológicos, filosóficos, etc.) en el área de la fundamentación de la dignidad humana. De la veintena de páginas (¿excesivas para un documento de esta índole?, así lo creo yo) que componen el documento, prácticamente la mitad de ellas se refieren al área de la fundamentación.

Claro está que esa abundancia de datos ha originado, como consecuencia inevitable, repeticiones y hasta apreciaciones no del todo conexas entre sí. Quien tenga que explicar este documento tiene delante los datos, pero a él le toca hacer la síntesis.

No soy contrario a la hipérbole del adjetivo infinita aplicado a la dignitas humana, sobre todo si se tiene en cuenta el ámbito humano en que fue utilizada por el papa Juan Pablo II. Dentro de una explicación crítica del texto, la hipérbole aumenta la resonancia afectiva de las afirmaciones, pero estas han de ser interpretadas en su significado preciso.

(…)

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