Durante el magisterio del Papa Francisco se ha hecho común la expresión “la Iglesia en salida” que no siempre es bien comprendida por quienes hacemos parte de esta comunidad de discípulos misioneros
San Juan Eudes descubrió que el problema de fondo era una auténtica renovación de la vida cristiana, haciendo de la vida de Jesucristo la vida misma del cristiano
El cristiano que se siente llamado a acrecentar y madurar su vida de fe descubre que el encuentro con Jesucristo se desarrolla en comunidad y no lo deja quieto en su comodidad.
Durante estos días, se celebra en Colombia el XIII Congreso Nacional Misionero que conmemora el camino misionero en nuestro país y relanzará un nuevo pentecostés para toda la Iglesia que peregrina en Colombia.
Nuestro corazón se llena de alegría cuando le escuchamos decir al Papa Francisco que en la Iglesia caben “todos, todos, todos”. Esta no es una convicción propiamente del papa, sino una consecuencia del Evangelio.
El misterio de Dios en la vida del creyente está oxigenado por ser presencia siempre nueva y que no se deja encerrar en un modo único de manifestarse en la vida de sus hijos
El 31 de mayo de 1925 fue canonizado el sacerdote francés Juan Eudes, junto con el cura de Ars. Había fallecido el 19 de agosto de 1680, a los 79 años y su fama de santidad no se interrumpió jamás.
En este camino de descendimiento a nuestra interioridad que nos hemos propuesto, descubrimos que un elemento esencial de nuestra vida de fe es la alegría
Cuando participamos de los estados y misterios de Jesús, nuestra vida se transforma y adquiere una mirada diferente: “No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase.