“Desde su nacimiento, la Fundación Papal ha sido un vehículo para esta alegría pascual, llevando la cercanía, la compasión y la ternura del amor de Jesús a muchos hermanos y hermanas en todo el mundo. Vuestro apoyo a diversos proyectos educativos, caritativos y apostólicos promueve el desarrollo integral de muchos, incluidos los pobres, los refugiados, los migrantes y, actualmente, un número creciente de personas afectadas por la guerra y la violencia”. Así se ha dirigido hoy Francisco a los miembros de la Papal Foundation, a quienes ha recibido en audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano.
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“Al mismo tiempo”, ha continuado, “las becas destinadas a laicos, consagrados, seminaristas y sacerdotes de países en desarrollo les permiten continuar sus estudios en las Universidades Pontificias de Roma y proporcionar a quienes las reciben las herramientas para dar un testimonio más eficaz del Evangelio tanto en sus países de origen como en otros lugares”. A través de estas “diversas y loables iniciativas”, ha destacado el Papa, “seguís ayudando a los sucesores de Pedro a hacer crecer numerosas Iglesias locales y a cuidar de muchas personas desfavorecidas”.
Una época individualista
Así, el Papa ha recordado que la obra de esta fundación “encuentra su fuente e inspiración en nuestra fe católica”, la cual “pide ser alimentada continuamente por la participación en la vida de la Iglesia, por los Sacramentos y por el tiempo pasado en silencio en presencia del Señor en oración y adoración”. Por eso, les ha animado a no olvidarse de adorar. “Hemos descuidado la oración de adoración, debemos retomarla: adorar, en silencio”, ha aseverado Francisco.
“A través de la perseverancia en la oración, poco a poco nos convertimos en ‘un solo corazón y una sola alma’, tanto con Jesús como con Jesús con los demás, y esto se traduce en solidaridad y en compartir el pan de cada día”, ha subrayado. Y es que, este fruto de la vida espiritual “es importante para vuestro noble compromiso, porque, aunque quizás nunca los conozcáis directamente, los programas de la Fundación Papal fomentan un vínculo espiritual y fraternal con personas de muy diferentes culturas, lenguas y regiones que reciben asistencia”. “Vuestro servicio”, ha concluido, “es tanto más necesario en nuestra época, marcada por el individualismo y la indiferencia”.