“Aprendamos a cultivar la virtud de la templanza, para que podamos controlar nuestras palabras y acciones para evitar conflictos innecesarios y promover la paz en nuestra sociedad”. Así lo ha afirmado hoy el papa Francisco durante la audiencia general de los miércoles celebrada en la plaza de San Pedro ante miles de fieles.
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Continuando su ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes, el Pontífice ha reflexionado hoy sobre la cuarta y última virtud cardinal: la templanza. “Se trata de la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. La persona que vive esta virtud es sobria y mesurada, tiene capacidad de autodominio y no se deja arrastrar por las pasiones”, ha señalado.
“En un mundo que exalta los excesos y el desenfreno, la templanza nos ayuda a poner orden en el corazón, a vivir con sabiduría y a buscar la justa medida a todas las cosas. Esta virtud asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. También nos hace apreciar mejor los bienes que recibimos y las relaciones que establecemos con los demás”, ha agregado Jorge Mario Bergoglio.
Según Francisco, “la Palabra de Dios a menudo alaba la virtud de la templanza, que está relacionada con actitudes evangélicas como la pequeñez, la discreción, la vida escondida y la mansedumbre”.
En este sentido, el Papa ha recalcado que “no es cierto que la templanza te vuelva gris y sin alegría. De hecho, nos hace disfrutar mejor de los bienes de la vida: estar juntos en la mesa, la ternura de ciertas amistades, la confianza en los sabios, el asombro ante la belleza de la creación. La felicidad con templanza es alegría que florece en el corazón de quien reconoce y valora lo que más importa en la vida, para poder disfrutarla mejor”.
Oraciones por los prisioneros torturados
En su saludo a los peregrinos de lengua española, el Pontífice les ha instado a pedir “a Cristo resucitado que nos enseñe a vivir con sobriedad y en acción de gracias por tantos dones que recibimos de su generosidad”.
Al término de la audiencia general, Bergoglio ha dirigido su pensamiento a “las poblaciones en guerra”. “Pensemos en Tierra Santa, Palestina, Israel. Pensemos en Ucrania, la atormentada Ucrania. Pensemos en los prisioneros de guerra: que el Señor mueva su voluntad para liberarlos a todos”, ha afirmado, para luego completar: “La tortura de los prisioneros es algo muy malo, no es humano, dañan la dignidad de la persona. Que el Señor ayude a todos y bendiga a todos”.
