Una sola de nuestras acciones puede tener un eco impresionante, tal vez, cuando realizamos algo bueno, tal vez no nos ponemos a pensar en el impacto que podría tener en nuestras vidas. En ocasiones, pueden pasar años y esa acción retornar con la misma fuerza. Conozco muchas historias donde las personas realizaron alguna acción positiva y la vida se encarga de retribuir con generosidad, un acto de amor o solidaridad en el momento preciso, cuando más se necesitaba y apremiaba.
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Muchas veces, no sabemos porqué nos suceden cosas buenas, de pronto algo cambia y buscamos la explicación, al cabo de un tiempo, nos damos cuenta que a lo mejor, en otro momento, realizamos alguna acción donde la bondad fue el factor determinante. Para los creyentes, nos queda claro que Dios es quien nos ofrece esas bendiciones, cuando hay un alma con claridad y bondad, cuando se está atento a las necesidades de los demás y es que todo lo bueno que hacemos en algún momento regresa a nosotros, incluidos los actos negativos.
He escuchado la frase: “Todo lo que hagamos en esta vida, lo pagaremos”. Y con un poco de experiencia, puedo confirmar que efectivamente, lo que realizamos con los demás, un día volverá a nosotros. Lo ignoramos, ni siquiera lo tomamos en cuenta, lo dejamos pasar y en menos de lo que pensamos creemos que ha quedado olvidado, pero no es así. Eso que le hiciste a alguien, volverá. No nos iremos de este mundo sin haber recibido lo que dimos y a eso me gusta llamarlo ‘justicia divina’.
Fe, voluntad y confianza sincera en Dios
Dios nos da la lección que debemos recordar, es claro, la enseñanza es amar y respetar, cuidar y no herir en nuestro caminar. Sin embargo, una gran cantidad de personas van por la vida haciendo lo contrario, seguro que se enfrentarán a su propia enseñanza de vida. Aunque también es cierto que: somos lo que damos. Si en nuestro corazón hay amor, cordialidad y respeto por el prójimo, entonces eso es lo que compartiremos. Algo muy cercano al mensaje del amor de Dios, si deseamos pulir sinceramente nuestras acciones, debemos ser sensibles a las necesidades de los demás y tratar de involucrarnos y ofrecer soluciones.
Aspecto que en nuestra actualidad es poco comprensible, ya que, cada quien trata de resolver como mejor le conviene sus propios conflictos. Se trata de un individualismo que nos ha llevado a aislarnos unos de otros, considerando que nadie puede ayudar a nadie. El mensaje cristiano es completamente lo opuesto, es apertura en acción, abrir de manera sencilla nuestro corazón y expresar nuestra propia vulnerabilidad en comunidad. Para esto se requiere tener fe, voluntad y confianza sincera en Dios.
“Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta”. Santiago 2,17.
La importancia de acompañar nuestra fe con obras, es lo que se conoce como la piedra angular, muy importante para acercarnos a nuestro prójimo a quien debemos darle esperanza y alegría en sus necesidades, es lo que Jesucristo realizó como fundamento de su mensaje, cambiar positivamente a quienes aceptaban el mensaje de la Buena Nueva.