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Las niñas importan

La liturgista Elena Massimi escribe que hoy, año de gracia 2024, “aún corremos el riesgo de encontrarnos con párrocos que prefieren ser ayudados en el altar por niños y adolescentes y no desean la presencia de niñas. Incluso el término utilizado para definir este servicio recuerda el horizonte “masculino”: monaguillos, es decir, pequeños clérigos. Nos preguntamos qué experiencia de Iglesia tienen estas niñas, las potenciales adultas cristianas del futuro”.



Son preguntas sobre las que reflexiona ‘Donne Chiesa Mondo’ en el número de este mes dedicado a la relación de las niñas con la Iglesia y viceversa, de la Iglesia con ellas. Lo hacemos con motivo de la primera Jornada Mundial de los Niños convocada por el Papa para el 25 y 26 de mayo en Roma.

Evidentemente, no se trata solo de un problema de “monaguillas”. Cabe plantearse qué tipo de espacio hay para las niñas en la Iglesia actual y si los fieles más jóvenes se sienten cómodos con lo que se encuentran. “El domingo por la mañana, después de misa –nos contaba una religiosa– en mi parroquia las niñas o juegan al fútbol o no tienen nada porque solo hay un campo de fútbol”. ¿Se trata, por tanto, de una cuestión de espacios? La pregunta que plantea la teóloga Rita Torti implica otra: “¿Qué mujeres nos gustaría que fueran estas niñas y, en consecuencia, estos niños?”

Curiosas, atentas y rápidas, en los países occidentales las niñas se identifican poco con la liturgia. En cuanto entran en la adolescencia evitan participar en las procesiones vestidas como angelitos mientras que estas celebraciones son muy populares entre sus coetáneas del Amazonas, a las que les encanta colocarse las alas. Lo que se tiene o no se tiene cambia la perspectiva.

¿Cómo imaginan las niñas a Dios?

Durante siglos, las niñas han sido educadas para ser incultas, modestas y obedientes. Para tener un papel subordinado en la familia y en la sociedad. Esto ha influido en la vida femenina también dentro de la Iglesia, donde las relaciones entre hombres y mujeres se han visto afectadas por la brecha intelectual. Sin embargo, hay que reconocer y afirmar que la propia Iglesia ha demostrado históricamente un compromiso extraordinario con la promoción de las niñas y continúa haciéndolo en zonas del Sur del mundo donde los derechos para ellas están limitados. ¿Pero ellas? ¿Cómo imaginan las niñas a Dios? Las alumnas de una escuela primaria romana hablan de Él como una persona confiable, sonriente, abierta y dialogante.

Hay un artista que ha iniciado un diálogo constante con niñas y adolescentes: Banksy. El exponente más famoso del ‘Street art’, como subraya el crítico Gianluca Marziani, “siente la urgencia de proteger a los jóvenes del mal gobierno, de las leyes injustas o del poco interés que les reservan los poderosos”.