Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

Crecimiento elevado


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La evolución de la pobreza y las desigualdades mundiales de las que hablé la dos semanas anteriores, se dan en un contexto de crecimiento económico elevado. Para contextualizarlo creo que es conveniente recordar que el crecimiento económico mundial que estamos experimentando desde 1850 es un proceso anómalo en la historia de la humanidad. Nunca se había dado antes un proceso de crecimiento tan elevado y tan sostenido en el tiempo. Esto ha provocado, por un lado, un cambio extraordinario en la manera de vivir de muchas personas en el mundo. La comodidad de la existencia se ha incrementado para millones de personas que han dejado de vivir con frío o calor en sus casas, que han olvidado lo que es pasar hambre o que gozan de un nivel de bienes y servicios materiales del que antes solamente disfrutaban los ricos de la población.



Este incremento de la producción mundial, se está manteniendo durante el presente siglo y entre 1990 y 2015 se duplicó. Es lo normal cuando se crece a un ritmo aproximado de un 3% anual, se duplica la producción en 25 años. Entre 2015 y 2023, esa misma producción ya se ha multiplicado por 1,3 y eso que tuvimos una bajada debido a la pandemia. Es decir, es probable que en 2040, se haya vuelto a duplicar la producción mundial si seguimos al mismo ritmo de crecimiento.

Salón inmobiliario de Madrid

Esta realidad nos demuestra una cuestión importante, cuando toda la sociedad se convence de que un objetivo es valioso para ella y que vale la pena conseguirlo, puede lograrlo en un plazo razonable de tiempo. Esto es lo que sucede con el crecimiento económico. Existe, como ya saben los lectores habituales de este blog, un acuerdo generalizado en priorizar el crecimiento económico como principal objetivo de nuestras sociedades. Este consenso nos lleva a que lo logremos, hemos crecido como nunca en la historia y seguimos haciéndolo.

Parar y disfrutar

Pero cabe preguntarse si este crecimiento continuado es la mejor situación posible. Porque el crecimiento económico, el ganar más durante una temporada, puede ser bueno y hasta sano. Lo podemos ver esto tanto a nivel personal, empresarial o comunitario. Hay momentos en los que necesitamos ganar más  para comprar una casa, realizar una inversión, construir unas infraestructuras o tantos otros motivos. Pero una vez hemos logrado ese objetivo ¿Necesitamos mantener ese crecimiento siempre? En ocasiones, lo que hemos logrado nos permite seguir viviendo bien sin tener necesidad de ingresos superiores.

Cuando ya tenemos la casa, una inversión en locales o maquinaria, las infraestructuras necesarias para la comunidad… Ya no necesitamos ganar tanto, no hace falta seguir creciendo. Podemos dedicarnos a utilizar y disfrutar de lo que ya hemos hecho con anterioridad. Podemos dejar de crecer y simplemente mantener y conservar.