Los obispos de Estados Unidos levantaron la voz luego de que, este 4 de junio, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunciara una acción ejecutiva que ya ha entrado en vigor, y a través de la cual se prohibirá solicitar asilo a aquellos migrantes que crucen la frontera ilegalmente, una vez alcanzada la cifra diaria máxima de cruces irregulares, que es de 2,500 durante un promedio de siete días.
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A ese respecto, los obispos de Estados Unidos expresaron su preocupación y consideraron que esta medida constituye un “desprecio a las protecciones humanitarias fundamentales y a la ley de asilo de los Estados Unidos”.
En un comunicado, el presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), el obispo Mark J. Seitz, de El Paso, consideró que “hay una crisis de conciencia” en la frontera entre Estados Unidos y México.
“Cuando las familias vulnerables que buscan seguridad y los medios para una vida digna son etiquetadas como ‘invasores’ o ‘ilegales’, términos que enmascaran su humanidad, nos hemos desviado del camino de la justicia, hemos sucumbido a nuestro miedo al ‘otro’ y hemos abandonado los valores sobre los que se fundó nuestra nación“.
Este sentimiento -continuó el obispo- “de ninguna manera viola el derecho y la responsabilidad de un país de mantener sus fronteras y regular la inmigración en promoción del bien común. Sin embargo, como defensores de la vida y la dignidad humanas, que consideramos sagradas e inviolables desde el momento de la concepción, no podemos aceptar condiciones injustas sobre el derecho a migrar para aquellos que huyen de situaciones que amenazan la vida“.
Medidas infructuosas
Mark J. Seitz mencionó que su preocupación es especialmente “por aquellos que se ven obligados por estas políticas a atravesar terrenos más traicioneros, poniendo en peligro aún más sus vidas y las vidas de los agentes de la Patrulla Fronteriza”.
“Para aquellos preocupados por las bandas violentas, los contrabandistas de drogas y los traficantes de personas, nos unimos a ustedes para oponerse a esos malhechores. Al mismo tiempo, preguntamos: ¿qué destino espera a las familias que huyen por sus vidas de los mismos actores depredadores, solo para ser devueltas a sus alcances una vez que lleguen a nuestras fronteras?”, añadió el obispo.
Y continuó: “La imposición de límites arbitrarios al acceso al asilo y la reducción del debido proceso solo empoderará y envalentonará a aquellos que buscan explotar a los más vulnerables. Estas medidas no reducirán de manera sostenible el aumento de los niveles de migración forzada que se observa en todo el mundo”.
Los obispos instaron firmemente al Presidente a que “invierta el rumbo y vuelva a comprometer su administración con políticas que respeten la vida humana y la dignidad de los migrantes, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras”.
