México eligió el 2 de junio a la doctora y científica Claudia Sheinbaum Pardo, de 61 años, como presidenta del país, con 33.226.602 millones de votos; es decir, el 59,35% del total del padrón electoral. En tanto, sus contrincantes, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez, obtuvieron el 27,90% de los votos (15.620.726) y 10,41% (5.832.105), respectivamente.
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La candidata ganadora –integrante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido político fundado por el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador– cuenta con una licenciatura en Física por la Universidad Nacional Autónoma de México, una maestría en Ingeniería Energética y un doctorado en Ingeniería en Energía. En el ámbito político, fue vocera de las campañas presidenciales de López Obrador (2006 y 2012), jefa delegacional en Tlalpan (2015) y jefa de Gobierno de la Ciudad de México de 2018 a 2023.
‘Vida Nueva’ consultó con el cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, sobre sus primeras impresiones del triunfo de Sheinbaum y sus posibles repercusiones para la Iglesia católica, pues si bien la futura presidenta es de ascendencia judía, hoy en día no es practicante de dicha religión; de hecho, en algunas entrevistas se ha definido como una mujer “no religiosa”, aunque respetuosa de todos los credos. Apenas tres meses atrás, junto con los otros dos candidatos a la Presidencia de la República, Sheinbaum firmó el documento de la Iglesia católica denominado ‘Compromiso por la paz’, que busca, entre otras cosas, “construir y fortalecer los tejidos sociales”.
Realidad violenta
Al respecto, el cardenal Arizmendi recordó que, si bien Sheinbaum se comprometió a tomar en cuenta las propuestas de la Iglesia por la paz, no estuvo de acuerdo con algunas de ellas, sobre todo en la descripción de la realidad violenta del país. “Si no está de acuerdo con nuestra visión de la realidad, podemos dialogar con ella y con sus colaboradores, pero negar que en el país hay violencia e inseguridad es solo repetir lo que el presidente del país, López Obrador, afirma todos los días; la realidad se impone, aunque nos cueste aceptarlo”.
Arizmendi considera que resulta difícil predecir si con Sheinbaum mejorará la relación entre la Iglesia y el Gobierno, “porque a veces pasa que las personas cambian; son una cosa cuando son candidatos y otra cuando ya están en el Gobierno. Antes de las elecciones, la mayoría de los candidatos piden entrevistarse con obispos y sacerdotes, algunos intentando sacarse la foto para sus fines electorales”, lamentó. Sin embargo, destaca que, “ciertamente, la señora Sheinbaum es inteligente y sabe escuchar mejor que su antecesor. Por ello, esperamos que podamos dialogar más con ella y trabajar por la paz, la unidad y la seguridad en el país”.
El proyecto político que continuará la científica Sheinbaum es denominado el ‘humanismo mexicano’, que propone una transformación del país tan relevante como la independencia, las reformas liberales del siglo XIX y la Revolución mexicana. Por ello, lo denominan la ‘Cuarta Transformación’ o la ‘4T’. En ese sentido, el purpurado manifestó que la preocupación de la Iglesia sobre la continuidad de la ‘Cuarta Transformación’ es el hecho de que, al haber ganado el partido Morena la mayoría en el Congreso y en los estados, “no escuche a quienes no votaron por ella y por su partido, que no tenga en cuenta a las minorías y que se siga fomentando la polarización y el odio hacia quienes no piensan igual que los gobernantes”.
Voto por interés
Arizmendi hizo un breve análisis del triunfo de Sheinbaum: “Espero que quienes le dieron su voto es porque están convencidos de que es la persona mejor preparada, la que tiene mejores propuestas, la que tiene más experiencia, pero lamento que muchos votaron solo por el interés de seguir recibiendo los apoyos gubernamentales, los programas sociales, que empezaron con otros gobiernos, pero que ahora mañosamente se incrementaron”. El dinero “es muy poderoso, también en tiempos electorales. Hay personas a quienes no les importan otros datos de los candidatos, sino solo quiénes les pueden dar más dinero. Debemos seguirnos educando para que no sea el dinero el que mueva más a las personas”, aseveró.