(José Lorenzo– Redactor Jefe)
“Es cierto que las reflexiones teóricas no sacian el hambre, pero pueden distraerla, como muy bien sabía Sancho Panza. Por eso no se entiende que a la CEE, según ha reconocido su portavoz tras la reunión de la Permanente, no le haya parecido oportuno, precisamente en este momento, hacer ninguna declaración sobre la crisis económica”
Vaticinan los expertos que 2011 será el año de las crisis sociales, tras los efectos de las crisis financiera (2008), económica e industrial (2009) y del paro (2010) que venimos arrastrando. Aseguran que el año próximo, el malestar ciudadano se hará notar con revueltas en las zonas del mundo donde el hambre y la desesperación sean más agudas.
Ya antes, Cáritas, verdadero sismógrafo de las calamidades humanas, lo venía advirtiendo, aunque sin éxito: no deja de crecer el número de personas que cada día acude a ella en busca de comida. Lo mismo puede certificar el Banco de Alimentos. En España, hay gente que vuelve a pasar hambre. Lo gritan también en cada eucaristía muchas parroquias, que han convertido en permanente su campaña contra el hambre. En sus salones y despachos parroquiales se pulsa la angustia de las familias ante un futuro en el que se acaban las coberturas sociales recientemente eliminadas de un plumazo.
Es cierto que las reflexiones teóricas no sacian el hambre, pero pueden distraerla, como muy bien sabía Sancho Panza. Por eso no se entiende que a la CEE, según ha reconocido su portavoz tras la reunión de la Permanente, no le haya parecido oportuno, precisamente en este momento, hacer ninguna declaración sobre la crisis económica. No sólo a muchos fieles, sino también a varios obispos que no están en la Comisión Permanente, les hubiese gustado escuchar alguna palabra de denuncia y consuelo. Tal vez éstos tengan que dejar de cruzar los dedos y soltar más su pensamiento.
Es tristemente cierto que a cada vez menos personas les interesa lo que diga o deje de decir la Iglesia. Por eso ni se indignan cuando escuchan que hay declaraciones que pueden ser inoportunas, sobre todo si se dice la víspera de una rueda de prensa sobre la financiación de la JMJ de Madrid. ¿O se calla por la cercanía de la visita del Papa a España? Él no renuncia a su magisterio allí a donde va, sea el Reno Unido o Sicilia. La pobreza es siempre inoportuna y, callar ante ella, lo verdaderamente escandaloso.
En el nº 2.724 de Vida Nueva.