El papa Francisco exige al G7 la prohibición de las armas autónomas letales

  • “Ninguna máquina debería elegir jamás poner fin a la vida de un ser humano”, afirma el Pontífice en su amplio discurso ante los líderes del foro intergubernamental
  • Jorge Mario Bergoglio reclama que la inteligencia artificial no se olvide de la ética para que contribuya a generar una “cultura del encuentro” y no una “cultura del descarte”

El papa Francisco con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en el G7

“En un drama como el de los conflictos armados, es urgente replantearse el desarrollo y la utilización de dispositivos como las llamadas armas autónomas letales para prohibir su uso, empezando desde ya por un compromiso efectivo y concreto para introducir un control humano cada vez mayor y significativo”. Este ha sido el principal grito del papa Francisco en su discurso ante el G7 en Borgo Egnazia.



Jorge Mario Bergoglio se ha convertido hoy en el primer Pontífice en participar en este foro intergubernamental. En su discurso, centrado en la necesidad de que el desarrollo de la inteligencia artificial no olvide su compromiso ético, ha afirmado que “ninguna máquina debería elegir jamás poner fin a la vida de un ser humano”.

Al comienzo de sus palabras, Francisco ha señalado que “no podemos dudar, ciertamente, de que la llegada de la inteligencia artificial representa una auténtica revolución cognitiva-industrial, que contribuirá a la creación de un nuevo sistema social caracterizado por complejas transformaciones de época”.

“Por ejemplo, la inteligencia artificial podría permitir una democratización del acceso al saber, el progreso exponencial de la investigación científica, la posibilidad de delegar a las máquinas los trabajos desgastantes; pero, al mismo tiempo, podría traer consigo una mayor inequidad entre naciones avanzadas y naciones en vías de desarrollo, entre clases sociales dominantes y clases sociales oprimidas, poniendo así en peligro la posibilidad de una ‘cultura del encuentro’ y favoreciendo una ‘cultura del descarte'”, ha agregado.

El papa Francisco con la presidenta de Italia, Giorgia Meloni, en el G7

El papa Francisco con la presidenta de Italia, Giorgia Meloni, en el G7

Reuniones bilaterales

El Papa ha llegado este mediodía en helicóptero a la cumbre. Aquí se ha reunido con Giorgia Meloni, presidenta de Italia; Kristalina Georgieva, directora general del Fondo Monetario Internacional; Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania; Emmanuel Macron, presidente de Francia; y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá.

El papa Francisco con la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, en el G7

El papa Francisco con la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, en el G7

Tras su discurso tendrá también breves encuentros bilaterales con el presidente de Kenia, William Samoei Ruto; el primer ministro de la India, Narendra Modi; el presidente de Estados Unidos Estados, Joseph Biden; el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Turquía, Recep Tayyp Erdoğan; y el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune.

El papa Francisco con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en el G7

El papa Francisco con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en el G7

La inteligencia artificial y Dios

El papa Francisco con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en el G7

El papa Francisco con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en el G7

En su alocución, tras recordar que “la inteligencia artificial se origina a partir del uso del potencial creativo que Dios nos ha dado”, ha subrayado que este tema “a menudo es percibido de modo ambivalente: por una parte, entusiasma por las posibilidades que ofrece; por otra, provoca temor ante las consecuencias que podrían llegar a producirse”.

En clave ética, Bergoglio ha insistido en que “cuando nuestros antepasados afilaron piedras de sílex para hacer cuchillos, los usaron tanto para cortar pieles para vestirse como para eliminarse entre sí. Lo mismo podría decirse de otras tecnologías mucho más avanzadas, como la energía producida por la fusión de los átomos, como ocurre en el Sol, que podría utilizarse para producir energía limpia y renovable, pero también para reducir nuestro planeta a cenizas”.

Poner en el centro la dignidad de la persona

En su ‘obsesión’ por que no se olvide la dimensión ética, Francisco ha insistido en que hoy “es más difícil encontrar puntos de encuentro sobre los grandes temas de la vida social. Incluso en comunidades caracterizadas por una cierta continuidad cultural, se crean con frecuencia encendidos debates y choques que hacen difícil llegar a acuerdos y soluciones políticas compartidas, orientadas a la búsqueda de lo que es bueno y justo”.

Además, “pareciera que se está perdiendo el valor y el profundo significado de una de las categorías fundamentales de Occidente: la categoría de persona humana. No debemos olvidar que ninguna innovación es neutral. La tecnología nace con un propósito y, en su impacto en la sociedad humana, representa siempre una forma de orden en las relaciones sociales y una disposición de poder, que habilita a alguien a realizar determinadas acciones impidiéndoselo a otros. Esta dimensión de poder que es constitutiva de la tecnología incluye siempre, de una manera más o menos explícita, la visión del mundo de quien la ha realizado o desarrollado”, ha agregado.

La política que se necesita

Al final de sus palabras, Bergoglio, dirigiéndose a los líderes políticos, ha insistido en que su reflexión lleva a “la consideración de la importancia de la ‘sana política’ para mirar con esperanza y confianza nuestro futuro”. “Corresponde a cada uno hacer un buen uso de ella, y corresponde a la política crear las condiciones para que ese buen uso sea posible y fructífero”, ha concluido.

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