José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Comienza el desatasco de las ternas de obispos


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JUEVES

Ni indirectas ni señales de humo. En casi cinco años, no se ha dado por enterado. Y no será por los avisos recibidos de una u otra manera. Con dulzura. Y con algún pellizco. Por eso han tenido que ir en pareja para que sepa de primera mano que no puede continuar entorpeciendo. Durante varios años ha hecho oídos sordos. Pero parece acabarse. No se pueden adulterar ni frenar más las ternas. Comienza el desatasco.

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SÁBADO

Ordenación episcopal de Lucas en la catedral de Getafe. Hijo de la Caridad. A alguien se le escapan las lágrimas sin poder cogerlas al vuelo cuando su madre le entrega la casulla y le limpia las manos ungidas con el óleo. Él corresponde con la bendición a quien le dio una vida que ahora consagra como sacerdote a los más pobres. No es la única llorera de la mañana. Cuando María Eugenia entona el Aleluya de la Tierra, las letanías y ese Enséñame a vivir como tú, Jesús. La calidad de la voz viene de serie canaria. Pero la calidad y verdad de fondo solo la da Villa Teresita.

DOMINGO

Las clarisas cismáticas de Belorado no dan puntada sin hilo. Piden una prórroga al comisario pontificio para declarar ante el Tribunal Eclesiástico ante su posible excomunión. Pareciera un signo de discernimiento o arrepentimiento. Pero, a la par, se desmarcan en sus redes sociales con una imagen del falso obispo excomulgado y su asistente celebrando una pseudo-misa tridentina. Con declaración de intenciones adosada: “Oras como crees, crees como oras”.

MARTES

Presentación en Madrid de ‘Enchiridion Theologicum Lullianum’ (Biblioteca de Autores Cristianos), de Ramon Llull. “Es un laico que nos ofrece un legado para llevar una vida cristiana auténtica”. Lo afirma el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull. Y lo respalda Armand Puig. En tiempos de desclericalización, un seglar del siglo XIII viene hasta el presente para dar lecciones de cómo dialogar con el vecino del cuarto que nació más allá de Rabat.

MIÉRCOLES

Cierre de comunidades. Decisión más que dolorosa. Por quienes se quedan huérfanos de presencia religiosa. Pero también por quienes se van. Con sus canas a cuestas. Y un desarraigo que en no pocas ocasiones apaga en seco a quienes se desenvolvían como pocos. Hasta que se les separa de su entorno. ¡Cuidado con los traslados!

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