Es la hora de los laicos. Con esta sentencia constituía el pasado 15 de junio Florencio Roselló, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, el Consejo de Pastoral Diocesano, el primer órgano que pone en marcha desde que en enero tomara posesión. En total, 40 miembros elegidos democráticamente: 25 laicos, 11 sacerdotes (ocho por decreto), tres miembros de la vida consagrada y el propio arzobispo. Así, los integrantes designaron al secretario (Anabel Ávila), moderador (Menchu Larrayoz) y los dos vocales (Sagrario Goñi y Nicolás Iribas).
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Mayoría femenina entre los responsables de impulsar el Consejo, al igual que son mayoría en los bancos de las parroquias. Durante la constitución, el arzobispo recordó a los consejeros que no se representan a ellos mismos, sino a la Iglesia y a cada uno de sus grupos o movimientos. Asimismo, recordó también que el Consejo tendrá como objetivo escuchar, para después caminar y, finalmente, anunciar.
“Todos somos parte del mismo árbol”
“Vivo con ilusión el inicio del Consejo de Pastoral Diocesano que cuenta con una amplia presencia de laicos”, afirma, en conversación con ‘Vida Nueva’, Anabel Ávila. Así, agradece que de los 25 laicos, 12 sean mujeres y tres de ellas estén al frente del órgano de reciente creación. “Soy catequista y parte de mi consejo parroquial al igual que tantas otras mujeres. Que ahora seamos parte del Consejo de Pastoral Diocesano es un símbolo de lo que se vive en todas las comunidades”, reconoce.
Ella ve en esta decisión de Roselló un nuevo paso para hacer realidad la sinodalidad en medio de la Iglesia diocesana. “Los laicos con los que estoy en contacto tienen mucha ilusión y muchas ganas de trabajar. Ojalá vaya calando la sinodalidad en todos los ámbitos y que laicos y consagrados veamos la riqueza de trabajar en equipo, cada uno desde su realidad y desde la pluralidad de carismas existentes entre el pueblo de Dios”. “Todos somos parte del mismo árbol”, recalca la que será la responsable de coordinar a los 40 consejeros.