¿Por qué el extremismo político suele tener unos resultados negativos y opino que no es lo deseable? No solo por lo que he analizado en las anteriores semanas, porque ve el mundo como una lucha entre buenos y malos en el que siempre hay que situarse en el lugar de los buenos siendo los otros quienes están equivocados, sino porque los extremos comparten una serie de características que, de ser aplicadas en una sociedad, van en contra de la construcción del bien común, de la dignidad de las personas y de la construcción de la paz social e internacional.
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La estrategia, a mi modo de ver, no debe centrarse tanto en abominar del partido extremista, de la ideología extremista, de los grupos que la defienden, como de condenar las actitudes que son negativas y perjudiciales para la sociedad y las personas. Es decir, no se trata de insultar o poner a todas las personas que están en un proyecto político de vuelta y media, sino de insistir en aquellas cosas que hacen o propugnan que no son adecuadas. Hay que centrarse en las actitudes, en las acciones, en las actuaciones, en los hechos, independientemente de que estos sean realizados por personas o grupos de extrema derecha o izquierda o de colectivos que no se califiquen a ellos mismos como extremistas. Lo importante es lo que se hace o se deja de hacer y no en qué lugar del espectro político se sitúa quien lo hace.
De hecho, es muy habitual que los argumentos de las personas que tienen una tendencia política diferente a la propia sean desautorizados a priori. Con frecuencia escuchamos o leemos a articulistas, a personas, a influentes que lo primero que hacen es decir su adscripción política, porque saben que esto es la puerta para ser escuchados en determinados ambientes. Para muchas personas solamente valen los argumentos que exponen aquellos que son como ellas, que están en el mismo bando de la lucha política. Los otros no van a ser, siquiera escuchados.
Etiquetas simplistas
Por ello es importante centrarse en las actuaciones o en las actitudes más que en la etiqueta. Porque si la extrema derecha o izquierda dice algo razonable (algunos, desde la actitud extremista piensan que esto es imposible) va a ser despreciado, simplemente por quien lo ha dicho, lo que acaba beneficiando al movimiento extremista cuando encuentra gente que no se muevan por los prejuicios o por las etiquetas simplistas. Hay que evitar entrar en la dinámica extremista de de considerar que algo es bueno si lo dicen o lo hacen los míos, pero malo si son los otros quienes lo dicen o hacen, a pesar de que se esté diciendo o haciendo lo mismo en ambos casos.
Es importante detectar cuáles son esas actitudes o acciones contra las que hay que posicionarse, independientemente de quien esté detrás de ellas. En las próximas semanas voy a describir algunas características que comparten extremistas de un lado y de otro y que son negativas para las personas y la sociedad.