Tribuna

Está y… es transformación

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Alegría (Alegria) Come un assalto di gioia (Como un asalto de alegría)
Alegría (Alegria) I see a spark of life shining (Veo una chispa de vida brillando) (Cirque du Soleil – Alegría, 2024)



Esta canción parece ser una jaculatoria sobre la alegría… Se repite constantemente esa palabra, y luego se la caracteriza como diferentes situaciones de la existencia: como un rayo de vida, como un joven juglar cantando, como una chispa de luz brillando, como un payaso gritando, etc.

En este XIII Domingo de la vida pública, encontramos una expresión humana y, por tanto, religiosa que la escritura nos repite: creemos, celebramos y anunciamos a una Trinidad que comunica su alegría como transformación de la existencia.

Transformación vital

“Porque Dios no ha hecho la muerte ni se complace en la perdición de los vivientes” (Sab. 1, 13)

En esta perícopa del libro de la Sabiduría, nos encontramos con una experiencia de fe que conmueve la vida. La vida no terminaría en una situación de tristeza y angustia, sino que se plenifica por la acción de Dios que la transforma en una posibilidad de eternidad festiva, porque somos creados para vivir felizmente.

La fe nos invita a contemplar nuestra vida como proyectada, orientada, fraguada por la vida plena que se comparte.

Esta experiencia es un desafío para los cristianos porque nos invita a vivir desde la transformación de nuevas creaturas, pero no solo de una manera, mal llamada, espiritual. Sino de ser personas transformadas y, por lo tanto, que favorecemos la transformación de todo lo que nos rodea y con quienes convivimos.

Nuestro mundo y realidad, necesitan de cristianos que nos transformemos en precursores y pregoneros de la Vida. Por tal motivo, dejamos de lado el modelo de mirar los signos de la muerte, para comenzar a contemplar en esas situaciones las semillas del Verbo, los gérmenes del Evangelio, los indicios de alegría.

En otros territorios eclesiásticos, existen personas que solo ven (del viejo modelo de análisis) lo negativo, malo, pecaminoso, la cultura de la muerte, etc., para culpar a los demás de esas situaciones. Pero es ahí, donde existen cristianos que somos capaces de romper ese modelo y transformarnos en promotores de vitalidad, de alegría, de acompañamiento, y de ser como una chispa de luz que ayuda mirar de una manera distinta las diversas situaciones de la vida.

Dios crea vida vivificando… y así nos configuramos con él, porque nos crea a su imagen (Sab. 2, 23).

Transformación caritativa

“espero que también abunden en generosidad (o gracia)” (2ª Cor. 8, 7)

Según el análisis que se hace sobre abundar (perisseuō) podría tener varios significados “sobrar, restar, quedar, ser extraordinario, sobresalir, abundar o llegar a ser abundante, tener abundancia; relacionado con un complemento directo significa hacer extraordinario, hacer sobresalir y hacer abundante” (Biblia online – abundar, 2024).

En la primera acepción (sobrar) no sería una interpretación negativa, es decir, de algo que está demás, sino que hay tanto que supera las capacidades de los recipientes (Cf. Multiplicación de los panes Jn.6,13, Mt.15,37).

Ser abundantes, no sería tanto sacar lo excedente, sino multiplicar lo recibido para que a todos llegue el don. Es decir, no estaríamos centrados en “lo que debemos hacer” sino en compartir el don o la gracia recibida. Y que, en el texto de la 2ª Lectura, Pablo lo relaciona con la gracia

Abundantes en la gracia… es ser comunidades de corazón dilatado, de inclusión y comensalidad abierta donde todas las personas tengan un lugar en la mesa y, por lo tanto, coman, beban y participen de la abundancia de la gracia que se regala y ofrece por parte de Dios (Curia, Christian, 2006).

Transformación creyente

“Tu fe te ha salvado… No temas; basta que tengas fe” (Mc. 5, 34; 36)

En la cita del Evangelio del XIII Domingo durante el año, se incluyen dos signos salvíficos: la curación de la hemorroisa y la resurrección de la hija de Jairo. Quizás por alguna cuestión pastoral, en alguna comunidad el texto se proclame en su versión breve y solo se mencione el último.

En ambas experiencias de fe atribuidas a la acción de Jesús, se exalta la perspectiva de un Dios que valora lo humano, que admira las búsquedas humanas: la mujer busca ser curada de aquello que la aqueja y Jairo busca que su hija sea sanada y viva. Es muy asombroso contemplar a un Dios que se deja buscar, es decir, no es aquel escondido e imposible de encontrar. Sino que está entre los seres humanos… ¡y como uno más! ¡como uno de los nuestros!, diría el Concilio Vaticano II (Concilio Vaticano II – GS, 1965) (#22). Pareciera que el Dios del Evangelio no se esconde ni quiere escondernos en ninguna llaga, ni encerarnos en algún lugar intimista, sino que está junto a las personas, en la multitud y en la abundancia de las situaciones vitales.

Contemplando los textos del domingo pasado y este, la presencia de Jesús clama nuevamente como jaculatoria: ¡No temas, No teman! Podemos vislumbrar que la fe transforma la mirada: El Dios revelado por la Escritura y visibilizado por Jesús, es quien genera paz, abundancia de gracia, calma, quita ansiedades, suscita vida… Una iglesia que es fiel a ese estilo, hace lo mismo. Si nuestra forma de evangelizar espanta o genera temor, evidentemente, necesitamos una fuerte conmoción para transformarnos en comunidades que siguen al Nazareno y eso se nota en la alegría, que no es solo una cara sonriente, sino que es una actitud existencial porque busca a Dios en lo cotidiano y… ¡lo  encuentra! Es más, somos sorprendidos por esa presencia que nos hace “desbordar en caridad”.

Transformación conflictiva y superadora

“La tomó de la mano y le dijo: Talitá kum, que significa: ¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!” (Mc. 5, 41)

Según el relato de Marcos, Jesús, por un lado, transgrede la normativa: toca un cadáver. Esa acción estaba prohibida y generaba impureza en quien lo hacía (cf. Num. 19, 11). Y, por otro lado, va más allá (es abundante). En el texto Jairo le pide “que imponga sus manos sobre” (Mc. 5, 23). Y Jesús la toma de la mano.

Paradoja del Evangelio. La abundancia está asociada a la dar lo que se tiene, lo que se es… Jesús abunda en ternura y compasión, por tal motivo, Marcos nos lo presenta como aquel que toma la mano de un difunto, como un gesto de compasión (sym-patheia), como quien contempla el dolor de quienes sufren la pérdida de un ser querido pero, a su vez, va más allá. Y es capaz de hacer vivir de nuevo.

Hermosa imagen del evangelio: Un Dios que nos toma de la mano incluso cuando pasamos por experiencias de muerte y de dolor. Un Dios que nos invita a transformar la postura de la vida: no estar en la queja y la postración, sino a levantarnos tomados de su mano. Es un Dios que no reemplaza nuestra acción, no la levanta, le pide que lo haga. Ser abundantes en la caridad es tomar de la mano a quien, por diferentes motivos, viven o incluso vivimos experiencias que no dejan tendidos sin ganas o sin vida. O de invitar a buscar la ayuda adecuada, no solo a rezar.

Transformación pastoral

Nuestra forma de ser/estar, saber y saber hacer (DPC, 2020) (#425) necesita una transformación pastoral, es decir, cambio de nuestro estilo de ser cristianos en un mundo nuevo y diferente: “nuestra pastoral necesita volver la mirada a Él, el señor de la historia, para (…) tener más en cuenta la vida de los seres humanos y no a aferrarnos, como fariseos, a ciertas leyes que solo alejan y contradicen la teología bíblica… Es tiempo de profetas…” (Curia, Christian – Te creo, 2013, pág. 200)

La pastoral eclesial, necesita con urgencia una transformación caritativa, es decir, ser comunidades abundantes, en aumentar, multiplicar, crecer: ¡Lo que Dios provoca en la vida de las personas! Es decir, necesitamos dejar de lado la postura de ser aduanas o comunidades que abundamos en prejuicios.

Se necesita pasar:

  • De la mentalidad de Cristiandad a la Misión que busca suscitar el Reino ya presente.
  • De querer ser Mayoría a la pequeñez de la “minoría” como la levadura en la masa, o el grano de mostaza.
  • De la unión con el poder político partidario a ser pequeñas comunidades como fermento
  • De lo establecido al testimonio profético que rompe paradigmas que no favorecen la humanización.
  • De lo “templario” a la presencia evangélica en lo cotidiano que nos toma de la mano y cambia nuestro luto en danza
  • De la exclusividad para unos pocos o con criterios de ghetto a la comensalidad abierta en donde todos tienen lugar en la mesa para comer y participar.

Plegaria

Trinidad de la transformación, es bello y necesario darte gracias,
porque libras a la humanidad de la esclavitud y buscas que sea libre,
porque nos tomaste de la mano y nos invitas a levantarnos,
incluso cuando estábamos en el abismo de una existencia sin sentido.
Gracias porque cambiaste nuestro luto en danza, porque nos invitas a la fiesta y a la alegría, porque somos creyentes humanos y alegres,
que invitamos a danzar y a transformarnos por la abundancia de tu gracia.
Alabada seas Trinidad, porque quisiste hacernos para la vida, y vida en abundancia, porque al revelarte nos dejas indicios de tu presencia,
para que “buscándote, te encontremos, encontrándote, te amemos y amándote,
te comuniquemos con caras de redimidos” (Curia, Christian – Te creo, 2013, pág. 203)

Felices desde la Pascua de la Vida Nueva…

Bibliografía

Biblia online – abundar. (2024).
Cirque du Soleil – Alegría. (2024).
Concilio Vaticano II – GS. (12 de Diciembre de 1965).
Curia, Christian – Te creo. (2013). ‘Te creo. Una propuesta pastoral desde Jesús’. Buenos Aires: Claretiana.
Curia, Christian. (2006). ‘En torno a la mesa’. Buenos Aires: Claretiana.
DPC. (2020). ‘Directorio para la Catequesis’. Buenos Aires: Oficina del Libro.