Los obispos etíopes agradecen al Papa su apoyo ante las problemáticas del país

El cardenal de Addis Abeba Berhaneyesus Demerew Souraphiel confía en que las jóvenes generaciones busquen la paz y la reconciliación del país

En la agenda del papa Francisco la semana pasada, antes de bajar de intensidad su actividad durante el mes de julio, estaba el encuentro con los obispos de la Iglesia de Etiopía que han realizado su visita ‘ad Limina’ a Roma. El cardenal Berhaneyesus Demerew Souraphiel, arzobispo de Addis Abeba ha estado acompañado en esta ‘peregrinación’ por otros 12 obispos y un sacerdote de la Iglesia católica etíope, encontrándose con el pontífice el 28 de junio.



Obispos en medio de la gente

El cardenal Souraphiel, en una entrevista para los medios vaticanos, destacó la sencillez del encuentro con Francisco en el que le presentaron la realidad de la Iglesia en Etiopía y “le agradecimos su apoyo durante las guerras y conflictos en el país, de los que habló en los llamamientos tras el ángelus. Le dimos las gracias y le pedimos que siguiera rezando por nosotros”, destacó. Un panorama en el que destaca que el “70% de la población son jóvenes que quieren mejorar su vida y la de sus familiares” ya sea en Sudáfrica, Sudán y Libia o en Europa. Del Papa destacó que les dijo que “cuando algo concierne a los pobres entonces debemos estar cerca de ellos. Estamos cerca de los niños, que sufren mucho cuando no van al colegio porque las escuelas están destruidas, estamos cerca de las madres que no pueden ir a los hospitales porque están destruidos, y de los ancianos que están desplazados de sus pueblos y viven como extranjeros”.

Francisco pidió a los obispos que siguieran “estando cerca de la gente, en medio de la gente, para poder oler a las ovejas. Un obispo debe ser así. No debe huir, sino estar entre la gente. Aunque no pueda hacer grandes cosas, la fraternidad y la presencia paterna son importantes. Eso es lo que dijo”.

cardenal arzobispo de Adís Abeba

Buscar la reconciliación

La minoría católica, destacó, “tenemos la responsabilidad de ser luz y sal en este gran país. Los retos son la pobreza y los conflictos, y nosotros, gracias al apoyo de la Iglesia universal, estamos en segundo lugar por los servicios sociales que ofrecemos, como escuelas, centros de salud o centros dirigidos por las monjas de la Madre Teresa, o responsables de desarrollo o ayuda humanitaria, como Cáritas. En todo esto estamos llamados a ser luz y sal, como nos dijo Jesús. No es fácil, pero lo intentamos”, destacó.

Ante el conflicto de Tigray, sin meterse en política, reclama “que lleguen a una solución” las partes enfrentadas. “Nosotros, como Iglesia católica, no apoyamos ni a unos ni a otros, pero estamos con la gente que sufre. Más bien, estamos a favor de la asistencia social y de buscar la reconciliación para después de la guerra, cuando no sólo debemos hacer la paz, sino también curar del trauma a los que sufrieron directamente en la guerra, como las mujeres maltratadas y los niños que vieron morir a sus familias. Esto es importante y no sólo se hace a nivel de una Iglesia pequeña, sino con el apoyo de la Iglesia universal. Se puede hacer junto con los muchos misioneros que trabajan con nosotros y que vienen de todo el mundo”, insistió.

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