Tribuna

Está y… es disruptivo

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“soy libre y dichoso por elección, soy un loco inquieto pidiendo paz. Soy la mano que te quiere ayudar no hablo solo de mí cuando digo que soy, te hablo de ese lugar donde nace el amor que sueñas” (Axel & Pintos, Abel – Somos uno, 2016)



Esta cita es un recorte de toda una canción en la cual se menciona la diferencia entre lo que se ve y la dimensión de ser de las personas. Muy a menudo, los clichés sociales ponen tópicos a todo lo que hacemos, a lo que somos… Sin embargo, estos dos autores “disrumpen” con esa postura porque más allá de los mandatos sociales, ellos expresan que lo importarte es ser esa persona libre y dichosa.

Ser disruptivo, en un mundo políticamente correcto, es un problema para los cánones establecidos. Se suele definir como tal a la “rotura o interrupción brusca” (RAE – Disrupción, 20224) y, por lo general, se lo entiende por aquella acción o proceso en donde se realiza o rompe un modelo o forma de hacer las cosas establecidas.

Queremos contemplar y meditar las lecturas de este XIV Domingo de la vida pública desde este concepto de la disrupción, porque podemos vislumbrar una propuesta de fe de un Dios que no cuadra con los esquemas preestablecidos, que irrumpe con la novedad de algo “distinto” en un mundo monótono.

Disrupción sabia

“el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía” (Ez. 2, 2)

En el texto del profeta se nos presenta a un enviado erguido ante un pueblo rebelde contra el mismo Dios. Pero no va solo, parte con la misma presencia de quien es rechazado por ese grupo, anda “entusiasmado”, es decir, sumergido e inspirado por el mismo Dios.

Podemos contemplar en Ezequiel que Dios no tiene en cuenta los parámetros políticamente correctos de ir o dirigirse a quien lo acepta de entrada, sino que va y se aproxima a quienes lo rechazan. Es una propuesta de una divinidad que se aproxima a quienes lo objetan.

En un mundo donde solo hay que comunicarse con “quienes opinan como nosotros”, Dios es disruptivo, él no utiliza la mentalidad ni la cultura de la cancelación (Curia, Christian – Tribuna Vida Nueva, 2022).

Gracia disruptiva

“Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad. Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo” (2ª Cor. 12, 9)

En apariencia es un versículo muy clásico y súper citado, casi como de memoria por la práctica religiosa de quienes forman parte de alguna estructura eclesiástica y que seguro figura en varios espacios de reunión. Sin embargo, es un versículo bastante disruptivo.

En una iglesia donde se predica “hay que, tenemos que hacer”, y hasta se afirma que hay que ganar indulgencias, etc. Sin embargo, en el texto paulino vemos que basta lo gratuito. La traducción del término “arke” (basta) se puede entender por “contentarse con, con tener suficiente, con estar satisfecho” (Biblia Online – arke, 2024).

La gracia es disruptiva porque:

  • se ofrece gratuitamente y, especialmente, en la debilidad.
  • nos pone de pie para emprender el camino.
  • transforma la situación en presencia que fortalece, porque ahí donde falta vigor (debilidad), la acción gratuita de Dios irrumpe son su presencia siempre sinodal, porque está junto con.
  • no favorece estoicos ni la mentalidad de súper humanos que “todo lo pueden”, sino que asume y convive con las personas en sus situaciones vitales, incluso en rebeldía (1ª Lectura) y debilidad (2ª Lectura).

Dios disruptivo

“Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo” (Mc. 6, 3)

Una de las traducciones que tiene la palabra ‘skandalizō’ (gr), es ser motivo de tropiezo. En el texto del Evangelio según Marcos que la liturgia nos ofrece, se afirma que Jesús es eso para sus coterráneos porque no cuadraba en sus esquemas… porque para ellos era de ahí, de ese pueblo, de esa familia, etc.

Y es en ese lugar donde no pudo hacer muchas cosas… Evidentemente, “el todopoderoso” hay algo que no puede hacer: obligarnos a creer. ¡El Dios cristiano es disruptivo, porque es el que está junto a la humanidad, no es el omnipotente de la filosofía, sino él que convive con las personas en debilidad, fragilidad, fortaleza, poder, ternura y compasión!

En los textos de la semana pasada reflexionábamos que Jesús elogiaba las búsquedas y la fe de las personas. En este XIV Domingo durante el año de la liturgia, el Nazareno se asombra por la falta de la misma. En donde hay fe obra, donde no hay no obliga, pero está. ¡Es disruptivo, porque está más allá de nuestros esquemas!

Jesús es el testimonio de la disrupción de Dios: él está, pero no obliga, acompaña, habla, enseña, pero no violenta… ni hace nada en contra la decisión humana.

Dios des – ordenado

“la sociedad del siglo I en el Imperio romano estaba rígidamente estratificada” (Aguirre, Rafael, 2018, pág. 169)

Seguro al leer el título se genera alguna confusión, porque por lo general a la palabra “desordenado” lo entendemos como aquella acción por la cual alguien no tiene orden, es caótico, confuso, etc. Sin embargo, al separar la palabra en dos, queremos indicar que la propuesta de Jesús es la de presentar a un Dios que no “está ordenado a las estratificaciones humanas”, que no está encuadrado en nuestros esquemas, sino que está “fuera de ese orden”, porque está orientado por su propia pedagogía y revelación.

En la sociedad del imperio romano, quienes no formaban parte de un orden no podían convivir o compartir la vida con las otras órdenes. En ese contexto, la fe cristiana es disruptiva porque incluye a todas las personas y sin orden: débiles, viudas, huérfanos, excluidos, libertos, sin importar el sexo, la mujer ocupa un lugar preponderante en las comunidades porque son protectoras; congregaban a la iglesia en su casa y daban identidad a quienes se reunían allí (Ej.: Los de Cloe 1ª Cor. 1, 11).

Las primeras comunidades eran disruptivas porque “el reino de Dios invierte los valores y estructuras hegemónicas en el mundo” (Aguirre, Rafael, 2018, pág. 215). Ellas eran des-ordenadas, porque no se regían por el orden establecido.

Eucaristía disruptiva

“Porque con la destrucción del pecado son renovadas todas las cosas y queda restaurada en Cristo la plenitud de nuestra vida” (CEA – Misal Cotidiano, 2011, pág. 825)

La iglesia celebra que la acción de Cristo ha renovado y restaurado la plenitud de la vida y, por tal motivo, agradece (Eucaristía) al Padre/Madre.

Plinio el Joven, en su carta a Avito, narra la experiencia de una comida donde un anfitrión había invitado a la mesa a personas de diferentes órdenes, nivel social y a los libertos (esclavos sin una relación de dependencia con su amo). Estos últimos no eran considerados de la misma dignidad que los “libres” de nacimiento. Este abogado y escritor del siglo I y II en Roma, afirma que en dicha comida el propietario servía platos suculentos para los ricos, y para los libertos y demás invitados platos malos y pequeños. Esta situación provocó que un comensal le preguntara si él validaba dicha acción. Su respuesta fue un rotundo no, porque él cuando invitaba a comer “hago servir lo mismo a todos los convidados, porque yo invito a una cena, no a una afrenta y quiero que las cosas sean las mismas para gente que he recibido a la misma mesa (…) porque no son mis libertos los que beben el mismo vino que yo, sino yo quien bebe el mismo vino que los libertos” (Plinio, el Joven, 1983, pág. 22)

La eucaristía cristiana, antes de Plinio, ya tenía esta característica de comensalidad abierta en donde todos los invitados tenían su lugar en la mesa y comulgaban.

La eucaristía es disruptiva porque se ofrece a todos, y de manera íntegra a todas las personas. La eucaristía de Jesús no separa la comunión sacramental de espiritual. Esa mentalidad es más acorde a una comunidad “ordenada” del estilo social de las culturas de la antigüedad.

Historia disruptiva

En algunas tradiciones religiosas, la historia está dividida en profana o laica por un lado y, por el otro, “sagrada o de salvación”.

La perspectiva cristiana de la historia es disruptiva porque en Cristo “es aseverar que ya no existen dos historias, sino una sola: la historia de la humanidad redimida que lucha por una liberación de todas las esclavitudes. Y es vital para los creyentes percibir las señales de dicha presencia” (Curia, Christian, 2018, pág. 51)

Plegaria

Trinidad disruptiva, es bello y necesario darte gracias,
¡Alabada seas, porque con tu gracia descubrimos que lo humano revela lo divino y lo divino, lo tuyo, ¡entra y está en nuestra realidad!
¡Alabada seas, por estar con nosotros a lo largo de nuestra vida! porque nos creaste y de un modo más admirable nos elevaste en dignidad por medio de Jesucristo, concediéndonos compartir, y anunciar, la divinidad de aquel que se dignó compartir nuestra humanidad (CEA – Misal Cotidiano, 2011, pág. 795)
Te pedimos, que tu manera de ser nos impulse a ser una iglesia disruptiva, porque no nos ordenamos al estilo de una sociedad, sino que nos orientamos, desde el Reino, a ser amplios y fraternos.

Felices desde la Pascua de la Vida Nueva…

Bibliografía

Aguirre, Rafael. (2018). ‘Del movimiento de Jesús a la Iglesia cristiana’. Navarra: EDV.
Axel & Pintos, Abel – ‘Somos uno’. (22 de Noviembre de 2016).
Biblia Online – arke. (2024).
CEA – Misal Cotidiano. (2011). Misal Romano Cotidiano. CABA: Oficina del Libro.
Curia, Christian – Tribuna Vida Nueva. (10 de 03 de 2022).
Curia, Christian. (2018). ‘La #vida nos da #señales’. Buenos Aires: PPC.
Plinio, el Joven. (1983). ‘Cartas – Libro del I al X’. (F. Navarro, Trad.) Madrid: Biblioteca Clásica.
RAE – Disrupción. (2024).