Editorial

La travesía sinodal, mejor de la mano

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Cuando los obispos alemanes pusieron en marcha el llamado Camino Sinodal para iniciar un profundo discernimiento sobre su presente y su futuro ante el tsunami provocado por los abusos sexuales, no imaginaron los quebraderos de cabeza que les iba a generar a ellos y a la Santa Sede. En el epicentro, su empeño por crear un Comité Sinodal con poder vinculante, esto es, teniendo la última palabra en cuestiones referentes al magisterio pontificio, como el diaconado femenino, el celibato sacerdotal o la reelaboración de la moral sexual.



Algunos agoreros dieron por sentado un cisma germano que, a la vista está, no ha tenido lugar. De hecho, en estos días Roma ha dado vía libre a su Comité Sinodal. Eso sí, acorde al derecho canónico, jerárquicamente por debajo de la Conferencia Episcopal y de la Santa Sede.

Base de diálogo

Una muestra más de que el discernimiento personal y comunitario basado en el diálogo, alentado por el Espíritu, acaba dando fruto, aun cuando no esté exento de tensiones. Siempre y cuando se tenga el horizonte bergogliano de que la unidad es superior al conflicto.Y, sobre todo, que ni los acelerones ni los frenazos ayudan en una travesía sinodal para caminar juntos, de la mano.

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