Las facturas por impago de las clarisas excomulgadas de Belorado se acumulan en la comisión gestora designada por el arzobispo de Burgos y comisario pontificio, Mario Iceta. A las nóminas, los gastos de luz y agua y otra serie de recibos vinculados al obrador monacal, el equipo de Iceta ha descubierto que tiene que hacer frente a otros abonos que, a priori, no corresponderían con la austeridad que se presupone a la vida conventual.
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Tal y como desvela hoy ‘El Diario de Burgos’, la comisión gestora tendría pendiente de abonar “productos de alta gama” según denuncia el proveedor. En contacto con el abogado del empresario textil, el periódico burgalés desvela que se “ha remitido a la comisión gestora de los monasterios una factura por un importe de 6.900 euros, que incluye varios juegos de ropa de cama de seda, nórdicos de pluma y cubrepiés de terciopelo”. “Desde enero ha intentado cobrarla en varias ocasiones a las monjas, aunque la última vez que pudo hablar con ellas por teléfono le dijeron que la pagara ‘San Pedro’ y ya no le ha vuelto a coger”, recoge el periódico.
“¿Para qué quieren unas monjas unas sábanas de casi 600 euros que no las tengo yo ni en mi casa?”, se preguntan desde la empresa afectada, que según su relato se vieron obligados a “importar desde Bélgica porque solo una empresa le servía todos los productos que las religiosas le habían solicitado, especificando marca y detalles de la ropa de cama”. El empresario víctima del impago desvela que desde la comunidad cismática “me contaron la película de que iba a venir un cardenal”. Hasta tal punto le ha afectado esta factura impagada que se está planteando cerrar su empresa.
Así actuaban
En paralelo, ‘El Diario de Burgos’, se ha puesto en contacto con otro empresario francés, de CapBreton, que denuncia que las monjas le han dejado a deber 18.600 euros en chocolates para hornear y una máquina para procesarlos en su obrador. En ambos casos, el ‘modus operandi’ habría sido similar, tal y como afirman los dos proveedores: las ex clarisas habrían realizado un pequeño encargo que sí habrían pagado. A partir de ahí, con esa prueba de confianza, realizaron el cuantioso pedido que hoy es una deuda.
El empresario textil afectado, deja caer a ‘El Diario de Burgos’ que “no es el único autónomo afectado por el agujero económico generado por la exabadesa Isabel, y sus ya excompañeros de viaje Pablo de Rojas y José Ceacero, con gustos que abarcarían jamones ibéricos y teléfonos y ordenadores de última generación”. De la misma manera, desde el periódico aseguran, citando a otras fuentes, que las monjas “llegaron a adquirir hasta un toro de lidia para el monasterio de Orduña, que tuvieron que vender al no conseguir retener al bravo animal dentro del recinto”.