La salida misionera, paradigma de toda la obra de la Iglesia


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Durante estos días, se celebra en Colombia el XIII Congreso Nacional Misionero que conmemora el camino misionero en nuestro país y relanzará un nuevo pentecostés para toda la Iglesia que peregrina en Colombia. El Congreso tiene como lema “En la Iglesia misionera, ¡Colombia de primera!



Como cristianos esperamos que este evento se transforme en una renovación de lo que implica encontrarnos personal y comunitariamente con Jesús: convocación de todos a trabajar en la nueva evangelización. Aquí se aplica el “todos, todos, todos”, porque se trata de una consecuencia de nuestra vida bautismal, es decir, implica a todo el santo pueblo fiel de Dios (bautizados, obispos, presbíteros, diáconos, religiosas, religiosas, líderes de grupos y, en fin, toda la Iglesia).

Todos estamos convocados

El papa Francisco en Evangelii Gaudium, citando la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, del año 2012, recordó que esta nueva evangelización “convoca a todos” y se realiza fundamentalmente en tres ámbitos: 1) El ámbito de la pastoral ordinaria, que enciende el corazón de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y conservan una fe católica intensa y sincera, de manera que respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios; 2) Las personas bautizadas que no viven las exigencias del bautismo, de manera que vivan una conversión que les devuelva la alegría de la fe y el deseo de comprometerse con el Evangelio; 3) La proclamación del Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado, pues todos tienen derecho de recibir el Evangelio.

En esto consiste nuestra salida misionera, pues el anuncio del Evangelio a todos se nos convierte en un deber, sin excluir a nadie. Esto, lo aclara el papa, no se impone como una nueva obligación, sino que se comparte como una alegría: ¡La Iglesia no crece por proselitismo sino por atracción!

Ojalá que el paso de una pastoral de conservación a una pastoral decididamente misionera sea el paradigma de toda la obra de la Iglesia, de manera que cumpla con este mandato proveniente de su encuentro personal y comunitario con el Señor: la Iglesia es misión. En la comunidad eudista es muy interesante que esta dimensión evangelizadora adquiere una connotación muy clara de “formar a Jesús” en el corazón de todos los bautizados. Y ese será el relanzamiento de un nuevo pentecostés para toda la Iglesia, cuando Cristo sea formado en todo y en todos.

Foto: Pixabay


Por P. Hermes Flórez Pérez, cjm. Eudista del Minuto de Dios