Los que sí esperan al Papa


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Pepe Lorenzo(José Lorenzo– Redactor Jefe)

“Dicen que no le esperan y que un Estado laico no tiene que gastar en eso el dinero. Incluso El País desliza la sombra de la corrupción en la visita a Valencia en 2006. Lo gritan sin sonrojo también los subsidiados sindicatos, a quienes nadie ha pedido cuentas por los destrozos ocasionados por algunos bárbaros la pasada huelga general”

Resulta entrañable la tozudez del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Por más que el Gobierno cambie a su director por razones que poco tienen que ver con la ciencia demoscópica, sus periódicas encuestas siguen, invariablemente, registrando que la mayoría de los españoles se considera católica. En la última, un 73% de los encuestados así lo proclamó. Es el único de los factores que mide que permanece invariable: cambia la valoración sobre las políticas gubernamentales, sobre los problemas más acuciantes para la gente o la percepción de los políticos (por cierto, muy preocupante), pero su sentimiento religioso permanece casi inmutable.

Es verdad también que estas cifras disminuyen cuando se pregunta por la práctica religiosa. Ahí, tan “sólo” un 14% afirma asistir a misa cada domingo. Y siendo éste, en realidad, un porcentaje discreto, su suma de casi siete millones de personas es más del doble de todos los afiliados de UGT, de CCOO, del PP y del PSOE juntos. Y ni sumando a todos los españoles que juegan federados al fútbol, ni a los socios de los clubes de Primera y Segunda División, ni a los encolerizados militantes de Europa Laica, con todas sus ramificaciones, valencias y potencias juntas, alcanzarían a aquellos fieles que cada semana se reúnen para darse la paz y pedir y ofrecer el perdón.

Viene esto a cuento de la matraca de algunos contra la visita del Papa a Santiago y Barcelona. Dicen que no le esperan y que un Estado laico no tiene que gastar en eso el dinero. Incluso El País desliza la sombra de la corrupción en la visita a Valencia en 2006. Lo gritan sin sonrojo también los subsidiados sindicatos, a quienes nadie ha pedido cuentas por los destrozos ocasionados por algunos bárbaros la pasada huelga general y que pagan, también, los contribuyentes. Y lo exigen como si ese 73% de españoles que se dicen católicos estuviesen todos exentos de pagar impuestos, e ignorando, ciegos de sectarismo, la riqueza que todavía generan –también para ellos– el apóstol Santiago y el católico Gaudí.

En el nº 2.725 de Vida Nueva.