Tribuna

Está y… acerca

Compartir

“Qué felicidad, amigo mío tenerte conmigo y recordar. Hacer que florezca pecho adentro ardientes capullos de amistad. Toma mi guitarra y dulcemente cántame con ella una canción, que quiero guardar en mi memoria el grato recuerdo de tu voz” (Los Tekis – Abre la puerta, 1997)



Este grupo folklórico argentino evoca una melodía muy significativa en la cultura nacional. En ella se quiere poner de relieve la alegría de amigos que se encuentran en torno a la mesa para descansar y compartir la experiencia maravillosa de estar cerca con quienes vivimos las múltiples relaciones del amor.

En este XVI Domingo de la vida pública de Jesús, en la liturgia se nos presenta una experiencia similar: la de un Dios que se nos acerca, que quiere compartir la vida y se compadece.

Acerca y realiza

“Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas (…) y las haré volver a sus praderas, donde serán fecundas y se multiplicarán” (Jer. 23, 3)

En el texto del profeta Jeremías se narra una especie de comparación entre quienes se pastorean a sí mismos y Dios que lo realiza con las ovejas para hacerlas crecer y multiplicarse, para que vivan. Según algunas traducciones no es un volver solamente, sino “a su propio prado o llanura”.

Por un lado, se narra que hay pastores que se adueñan de “las ovejas” y de “sus prados”. Y, por otro lado, que hay a un Dios que busca que las ovejas sean libres en su lugar, en su espacio.

Lo que nos resulta muy paradójico que nos hace eco es que las acciones que se relatan son a la vez promesa y realidad: hay como una especie de realización presente: promete lo que ya está llegando (Llegan los días).

Acerca y supera las distancias

“Pero ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo” (Ef. 2, 13).

Después de la recapitulación, Pablo nos ubica en unas coordenadas existenciales: ya no estamos lejos, porque fuimos acercados. Posiblemente algunos llamen a esta afirmación pietismo, porque la acción proviene de Dios y pareciera que no requiere acto humano. En lo personal, me parece que es una verdadera referencia existencial: la salvación no es un logro, sino un regalo. Tal vez algunos pastores que se pastorean a si mismos, afirmen que para estar cerca de Dios hay que hacer determinadas cuestiones (ritos, celebraciones, cumplir algunos preceptos, mandamientos, indulgencias, etc.), pareciera que para Pablo quien se acerca es Dios y atrae hacia si y gozar en su presencia con la mesa preparada con vino y la copa rebosante de gracia.

Quizás, y solo a lo mejor, si comprendiéramos que la acción de Dios es iniciativa de él podríamos volver a ser una iglesia que apacienta a las ovejas y no que se apacienta a sí misma. Durante siglos hemos puesto requisitos por delante de la gratuidad de la Trinidad. Las acciones y actos son secundarios: porque está en segundo lugar. Es decir, son consecuencia de la vida recibida, no requisito para recibir “los pastos abundantes”.

Acerca, reúne y une

“Así creó con los dos pueblos un solo hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz” (Ef. 2, 15)

Al considerar algunos versículos precedentes a la cita, el debate estaba en la división entre dos grupos de personas: los que estaban excluidos por no tener a Cristo como centro de su fe y, que estaban excluidos, marginados, sin esperanzas y sin Dios… y por otro lado, los que ya eran parte. Es ahí donde Pablo anuncia que en Cristo ya no son dos pueblos sino uno.

A la religión cristiana, que al principio lo tenía bastante claro, esta experiencia de fe con el devenir de los años fue dando lugar a una mirada donde ella se apacentó más a sí misma provocando grandes divisiones: Cisma de Oriente (1054), destierro de Avignon (1309-1378) y Cisma de Occidente (Franzen, August, 2009, págs. 223-229), Reforma Protestante, Contra Reforma Católica, etc… y actualmente Reforma del Concilio versus Restauracionismo Tridentino o Segunda Contra Reforma (Perea , Joaquín & González Faus, José & Torres Queiruga, Andrés & Vitoria, Javier, 2012, pág. 91) que, encabezada por algunos referentes y defensores de la lucha contra un supuesto “relativismo”, han llevado a la Iglesia a una decadencia y lucha palatina que hoy eclosiona en la batalla litúrgica. Afirman los autores del libro citado.

Quizás, teniendo la inspiración de Eduardo Pironio, recordando junto con Jeremías, que necesitamos ser comunidades de fe que “habla menos de sí misma y más de Jesús” (Pironio, Eduardo Francisco, 1986, pág. 156). Para no extender la propuesta de este Testigo de la Esperanza recomiendo releer lo escrito sobre él en esta tribuna (Curia, Christian – Esperanza adveniente, 2023)

Acercamiento sinodal: “con”

“Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado” (Mc. 6, 30)

Fueron enviados, aceptaron y así lo hicieron. Primero la iniciativa de Dios y luego la acción humana. Y juntas hacen camino: la fe cristiana es sinodal (no hace opción por la sinodalidad).

Ellos llegan, son recibidos y reunidos en torno a quien les propuso la iniciativa de ir hacia otros. Paradoja de las mentalidades deístas: hay un Dios que los escucha, que busca lo mejor para ellos y hasta les propone ir a un territorio para descansar y estar juntos… “a un lugar desierto”. En la mística cristiana no es ausencia sino presencia que acompaña la existencia. Por algún motivo, se ha instalado en la idea que ahí “no hay nada”. Pareciera que Marcos nos revela que “el lugar desierto” es un terreno de encuentro en torno a Dios y a los hermanos que han vivido la experiencia de anunciar la propuesta del Maestro. Quizás, ese lugar desierto, podría ser un momento en que dejamos de hablar de nosotros mismos y nos ponemos en comunión con el Pastor Bello que nos reúne. Es un pensamiento alentador, diría Gandalf.

Reconocidos, anticipados… y compasivos

“Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato” (Mc. 6, 33 – 34)

Si hay algo que la vida nos enseña, es que ella es impredecible… aunque existan aplicaciones que predicen hasta el momento final de la existencia. Tentación humana es querer encriptarla o hacerla predictiva.

Marcos nos relata una escena rupturista: ellos deseaban un lugar desierto, pero cuando llegaron no lo era. Ellos buscaban paz y se encontraron con personas que los buscaban.

El evangelista nos descoloca, porque no afirma que “hay que reconocer a Dios” … El Pastor es reconocible porque no se pastorea a si mismo. Jesús ve y se “compadece” y está con ellos enseñando un largo tiempo, tanto que lo van a ir a buscar porque se hacía tarde (disculpen por el espóiler/spoiler).

La vida nos pastorea

“Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato” (Mc. 6, 34)

Esta imagen es una exigencia pastoral para las comunidades y personas que seguimos a Jesús. La vida es anterior al método (De Vos, Frans, 2019, pág. 15). Jesús tenía una propuesta para sus seguidores, pero al contemplar las personas en su realidad, cambió de planes.

En varios lugares del mundo continuamos teniendo templos vacíos. La realidad es multicausal. Sin embargo, queremos destacar algunos. El primero es el cambio de paradigma eclesial: de ser una iglesia presagio, es decir, “pregonera, anunciadora, heraldo de lo venidero” (Küng, Hans, 2012, pág. 45), nos hemos puesto en el centro. El segundo, es que hemos dividido lo que Dios ha unido. Para muchos “pastores que se apacientan a si mismo” el Reino de Dios no está en la realidad cotidiana, sino en futuro incierto. Por el contrario, Dios al hacerse humano, nos ha revelado “que el reino de Dios es la presencia salvífica, activa e incesante de Dios entre los hombres” (Schilleveeckx, Edward, 1994, pág. 180)  Y en tercero, porque muchas veces las comunidades se han tornado en sitios que “en lugar de compartir con sus hermanos las palabras y los gestos del único maestro, al hablar deforman ese momento convirtiéndolo en un espacio para exponer sus conocimientos –o su ignorancia- sobre todo tipo de temas ajenos al Evangelio” (Oesterheld, Jorge , 2020, pág. 23).

Jesús nos vuelve a interpelar y desafiar, para contemplar a las personas y sus realidades antes que, a nuestros planes, o en todo caso que ellos se adapten a ellas.

Plegaria

Jesús, Pastor Bello, gracias por buscar un lugar para que descansemos
y nos encontremos en torno a vos y a las personas.
Por eso catamos con el salmista: Tu eres nuestro pastor, nada nos puede faltar
Nos haces descansar en verdes praderas, y conducís a las aguas tranquilas, y reparas nuestras fuerzas;
nos guías por el recto sendero, por amor de tu Nombre.
Aunque crucemos por oscuras quebradas, tú estás.
Tú preparas una mesa, nos unges con óleo y las copas rebosan.
Tu bondad y tu gracia nos acompañan a lo largo de la vida;
Queremos guardar en nuestra memoria el grato recuerdo de tu voz tan visible en las personas que andan (andamos) como ovejas sin pastor.
“Jesús, Pastor Bello, te alabamos porque eres vida en abundancia,
porque eres eucaristía cotidiana, porque te haces presente y dialogas con todos.
Jesús, Pastor bueno, te pedimos que tu modo de ser acompañante de camino,
nos siga impulsando a ser pastores según tu corazón”. (Curia, Christian, 2024, pág. 53)

Felices desde la Pascua de la Vida Nueva…

Bibliografía

Curia, Christian – Esperanza adveniente. (30 de Noviembre de 2023).
Curia, Christian. (2024). ‘El gusto de vivir. Desde la vida del Resucitado un itinerario pascual’. CABA: Claretiana.
De Vos, Frans. (2019). ‘Metodología Catequística’. Buenos Aires: Claretiana.
Franzen, August. (2009). ‘Historia de la Iglesia’. Santander: Sal Terrae.
Küng, Hans. (2012). ‘La existencia cristiana’. Madrid: Trotta.
Los Tekis – ‘Abre la puerta’. (1997).
Oesterheld, Jorge . (2020). ‘El mensaje de las iglesias vacías’. Madrid : PPC EDITORIAL.
Perea , Joaquín & González Faus, José & Torres Queiruga, Andrés & Vitoria, Javier. (2012). ‘Clamor contra el gueto. Textos sobre la crisis en la iglesia’. Madrid: Trotta.
Pironio, Eduardo Francisco. (1986). ‘Diálogo con laicos’. Buenos Aires: Patria Grande.
Schilleveeckx, Edward. (1994). ‘Los hombres relatos de Dios’. Salamanca: Sígueme.