Decenas de niños pasan sin parar balón en mano por delante de la parroquia Virgen de la Esperanza de Rocafonda, el barrio que ha visto crecer a Lamine Yamal. Todos los chavales sueñan con ser ese adolescente de origen marroquí que, a sus 17 años recién cumplidos, ha pasado a consagrarse como una super estrella alzando la copa de campeón de Europa con la Selección Española.
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Los mira desde el despacho parroquial Javier Prieto, quien lleva diez años al frente de esta parroquia y, justo mientras conversa con ‘Vida Nueva’ sobre la realidad de este barrio obrero –cuyo código postal (304) ha hecho archiconocido Lamal–, hace las maletas para volver a su León natal y seguir ahí su ministerio.
Pero la Virgen de la Esperanza no es la única parroquia del ‘little Morocco’ de Mataró, pues también cuentan con la de San Pau, ambas fundadas en los 60 con el boom de la inmigración castellana a Cataluña. Los dos templos han gestionado siempre de forma conjunta la acción social con Cáritas Mataró, recientemente absorbida por Cáritas Barcelona.
Comunión de religiones y culturas
“La intervención de Cáritas en Rocafonda ha sido muy importante. En San Pau se crearon en su día unos locales específicos para la formación laboral, de idiomas, para la acogida y para actividades de tiempo libre con los chavales, incluido el fútbol”, señala. De hecho, “ahora hay locura por Yamal, todos hablan de él. Y es que el fútbol, el deporte, es muy importante para la integración: en el campo los chavales se conocen por sus cualidades deportivas, no por su raza. El deporte es la comunión de las religiones y las culturas, y sirve para tender puentes… No puedes imaginar las conversaciones que surgen ahora entre españoles y marroquíes…”, insiste.