La Santa Sede sigue adelante en su apuesta por respaldar la aplicación de la Agenda 2030. Así lo ha manifestado el arzobispo Gabriele Caccia, nuncio apostólico y observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en una declaración pronunciada en el marco del debate general del Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible 2024. Para el diplomático italiano, “el avance de la Agenda debe acelerarse en un espíritu de solidaridad y con la determinación de ofrecer un futuro sostenible y próspero para todos”.
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Con la vista puesta en la llamada Cumbre del Futuro, que se celebrará el próximo mes de septiembre para evaluar los pasos dados para hacer realidad los 17 objetivos y 169 metas que contempla Naciones Unidas, el observador vaticano expone que esta reunión “no debería servir para remodelar la Agenda 2030”. “Más bien, debe servir para reafirmar el marco rector del compromiso compartido establecido en la Agenda 2030, a saber, con las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y la asociación”, expone el emisario de la Santa Sede. Es más, subraya que la próxima cumbre ha de “recalibrar los esfuerzos a la luz de los nuevos desafíos”.
Erradicar la pobreza
Esta declaración supone un respaldo explícito a la hoja de ruta, sin que se haga mención alguna en el discurso a las cuestiones puntuales sobre las que la Iglesia ha mostrado sus reservas como la ideología de género o la defensa de la vida.
De hecho, Caccia pone en valor que “esta Agenda encarna la aspiración colectiva de un mundo en el que se respete la dignidad inherente a Dios de cada ser humano, a través del objetivo general de erradicar la pobreza y el hambre en todas sus formas y dimensiones”.
A la par, el arzobispo lamenta que, “si bien se han hecho avances significativos, aún queda mucho por lograr”. “Es imperativo -continúa con su reflexión- que se intensifiquen los esfuerzos y que la atención se centre en cómo lograr el desarrollo humano integral para todos”.
No a la complacencia
El observador vaticano ante la ONU se muestra contundente al defender que “sería negligente suponer que las circunstancias actuales permiten un sentido de complacencia o una tendencia a desviarse de los compromisos que se han asumido”. Este particular tirón de orejas eclesial le lleva incluso a instar a la comunidad internacional a “reafirmar los principios fundamentales” como “la promoción de la dignidad humana, la búsqueda del bien común y la administración de nuestro planeta”. Para ello, Caccia reclama un mayor compromiso social y político real para lograr “una sociedad más sostenible, justa y pacífica”.
“Es necesario implementar acciones colaborativas y concertadas, fortalecer la cooperación internacional, revitalizar el multilateralismo y asociaciones efectivas que trasciendan las fronteras y las ideologías”, subraya el diplomático. En esta misma línea se remite al Papa Francisco para recordar que “se está acabando el tiempo para encontrar soluciones globales” a los graves problemas a los que se enfrenta la humanidad, sabedor de que la pobreza “es el mayor desafío de todos”.