Tribuna

Algo nuevo llegará (II)

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“Con los brazos abiertos de par en par, con el viento a favor empujando más, yo voy, a tu lado voy. Aunque no puedas verme aquí estaré, con mi voz y mis sueños te seguiré, yo voy, a tu lado voy” (Sosa, Patricia – A tu lado voy, 2014)



1.    Catequesis… ¿a quién anunciamos?

Continuando con lo reflexionado en la columna anterior, esta semana queremos ahondar en los contenidos de la Catequesis. Los tres misterios que dan identidad a la catequesis son amplios, profundos, inagotables: la Trinidad, el ser humano, ser iglesia. Uno de los mayores desafíos este ministerio, es tratar de comprenderlo como una unidad y visibilidad en quien creemos (Trinidad) y en quienes somos (humanos y eclesiales). Por tal motivo, solo haremos en esta oportunidad una introducción a los contenidos de la catequesis: La Trinidad, la Palabra de Dios y las realidades humanas.

2a. A la Trinidad: fuente de Catequesis y de la sinodalidad

El núcleo del proceso y acto catequéticos es la fe de la Iglesia, profesada comunitariamente y junto a la realidad. Esta adhesión proclama que solo y únicamente creemos en Dios Uno y Trino que se revela y ama. Y solo a ella adoramos y configuramos nuestra vida y ministerio. A las demás personas, las veneramos (María, Santos, Beatos, etc.)

  • a. Creemos en la Trinidad

En el Credo expresamos que la Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana (…) Es, pues, la fuente de todos los otros misterios; es la luz que los ilumina” (CEC, 1997) (#234). En este compendio de la doctrina se hace hincapié en que solo y únicamente creemos en Dios que se revela. Por lo tanto, en la catequesis se hace palpable la dimensión teándrica (divino – humana), porque adquiere un sentido religioso, es decir, de “orientarse a, desde y junto a la Trinidad” para proponer los itinerarios de discernimiento, crecimiento, maduración, fecundidad y reelección en la fe (Aquino, Tomás de – STh II – II, 1998) (q 81 a1 ad 1). Y, porque es “orientarse a, desde y junto al ser humano” (cf. Mt. 25). Esta ordenación de la caridad es desde la Trinidad: amar como ella ama, anunciar como ella se anuncia, compartir como ella comparte, incluir como ella incluye, sugerir y proponer como ella lo hace.

La catequesis, como ministerio eclesial, hace resonar esta fe para que cada persona y comunidad, elija o reelija a la Trinidad para discernir el gusto de vivir y convivir en esa relación encontrando sentido a la existencia.

  • b. Trinidad Graciosa: Padre y Madre

Los que estamos aquí tenemos los mismos sentimientos; somos objeto de un amor sin fin de parte de Dios. Sabemos que tiene los ojos fijos en nosotros siempre, también cuando nos parece que es de noche. Dios es Padre, más aún, es Madre. No quiere nuestro mal; sólo quiere hacernos bien, a todos. Y los hijos, si están enfermos, tienen más motivo para que la madre los ame. Igualmente nosotros, si acaso estamos enfermos de maldad o fuera de camino, tenemos un título más para ser amados por el Señor (Juan Pablo I – Angelus 10 de Septiembre, 1978)

Juan Pablo I, el Papa de la Sonrisa, en 1978 expresó en un Ángelus, una verdad de fe que hasta ese momento no era afirmado públicamente: Dios es padre y madre. Y esta experiencia, se funda en palabras bíblicas que son asociadas al concepto misericordia. La propuesta de Jesús sobre Dios es que él es esencialmente Abba, aunque a veces lo presenta con rasgos de Imma, y que, por ser así, está enredado con la historia de los seres humanos: “misericordia que se interesa por la miseria (hen), fidelidad generosa a los suyos (hesed), solidez inquebrantable en sus compromisos (emet), adhesión de corazón y de todo el ser a los que ama (rahamim), justicia inagotable (sedeq), capaz de garantizar a todas sus criaturas la plenitud de sus derechos y de colmar todas sus aspiraciones” (Dufour, León, 2005, pág. 323).

El Catecismo de la Iglesia manifiesta que las expresiones lingüísticas de Padre y Madre son aspectos que se aplican a Dios. Cada uno busca expresar el origen en Dios, su bondad y deferencia hacia la humanidad, manifiesta la relación inquebrantable: su paternidad y maternidad exterioriza nuestra filiación y fraternidad (CEC #239).

Trinidad de Andrei Rublev

  • c. Trinidad que se comunica y participa

Los cristianos creemos, celebramos y anunciamos que ella quiso comunicarse. Desde el origen etimológico, la palabra revelación indica que algo o alguien oculto se hace visible, que estaba tapado por un velo y se hace ver. Por lo general, se piensa que alguien externo busca conocer el interior o lo que figura como arcano o inaccesible.

Desde una experiencia más actual, especialmente con la llamada Escuela de Tubinga y la Nouvelle Théologie, la revelación es sinodal porque acontece entre la Trinidad, los seres humanos y la historia en la que se realiza (Torres Queiruga, Andrés, 2008, pág. 101). Estas tres dimensiones se entrelazan equilibradamente: lo divino – lo subjetivo – lo histórico. Es decir, este misterio está y sigue haciéndolo junto a y con las personas en sus realidades, experiencias y momentos históricos, porque como, afirma el teólogo belga Edward Schillebeeckx: “la revelación tiene que ver, por su propia naturaleza, con la experiencia humana. La revelación es una experiencia expresada con palabras; es acción salvífica de Dios en cuanto experimentada y expresada por el hombre” (Schillebeeckx, Edward, pág. 38).

Es la Trinidad quien nos revela su rosto, recapitula y desborda el cosmos y la historia con las señales de su presencia, cercanía y acompañamiento salvífico y redentor.

  • d. Trinidad que provoca comunión y apertura

A lo largo de la experiencia de fe hay innumerables certificaciones de la apertura de la Trinidad que se origina en la creación, se patentiza en la vida y misterio de Jesús de Nazareth, y que culminará en la Parusía. Esa experiencia la Historia de la comunidad, la comparte cuando se abre al mundo como un lugar donde la Trinidad se manifiesta (Padres de la Iglesia, Órdenes Mendicantes, Tomás de Aquino, León XIII, Pío X, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Nouvelle Théologie, Teología de la liberación, Comunidades Eclesiales de Bases, Movimientos de Reformas, Teologandas, etc.). En este mes de la catequesis queremos destacar la figura de Frans De Vos quien abrió la catequesis e hizo fructificar lo sembrado y potenció la renovación de este ministerio en Argentina y en otros territorios eclesiásticos.

2b. A la Palabra de Dios

“La Palabra de Dios, por lo tanto, precede y excede a la Biblia. Es por ello que nuestra fe no tiene en el centro sólo un libro, sino una historia de salvación y sobre todo a una Persona, Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne” (Francisco – Discurso a la comisión Bíblica, 2013)

Nuestro ministerio hace resonar esa palabra. Por eso, la contemplamos, celebramos, anunciamos, nos predispones a la transformación que ella invita a realizar. Andrés Torres Queiruga, menciona que la Voz de Dios es: mayéutica,  revelada junto a la humanidad en un camino sinodal; creadora – salvadora, encarnada, testimoniada, actual “Dios sigue revelándose, no en el modo de abrir clave, eso ya está conseguido en Cristo, sino en el hacer posible vivirlas todas en la libre acogida de su presencia viva” (Torres Queiruga, Andrés, 2008, pág. 511). Es palabra celebrada haciendo de la liturgia celebración, anuncio y servicio (CEC, 1997) (#1070), oyente y oída, profética.

2c. A las realidades humanas

“La cultura es el modo particular como vive, expresa y comunica un grupo, pueblo o nación su relación con Dios, con los demás y con la naturaleza, por medio de sus mitos, su lenguaje, su pensamiento y su actividad” (De Vos, Frans, 2002, pág. 53)

Los cristianos creemos, celebramos y anunciamos la existencia de la Trinidad que está junto y entre las personas acompañando la vida. Y los seres humanos nos comunicamos con ella (o no) y entre nosotros por medio de una pluralidad de expresiones culturales. Es por este motivo, utilizando las orientaciones de nuestro venerado Padre Frans, es que la Catequesis es una mediación para construir y evangelizar desde cultura, respetando y valorando la idiosincrasia de cada pueblo, nación y persona (De Vos, Frans, 2019).

Este cambio de paradigma implica que la Iglesia no impone una forma cultural, sino que, adaptándose (como lo hizo el mismo Dios), sugiere, propone los principios medulares del contenido de la fe, para dialogar junto con y a la realidad socio cultural (Concilio Vaticano II – GS, 1965)(#42, 76).

Las realidades humanas son contenido de la catequesis, porque en ellas la Trinidad se revela (CELAM – MED, 1968) (VIII, 6)

2d. Recapitulando

La catequesis rumea, contempla, cree, celebra y anuncia a la Trinidad, al Dios que es Padre/Madre, siempre presente, a su voz que es graciosa, comunicadora, que provoca comunión, apertura, libera y, a su vez, a las realidades humanas donde se manifiesta.

Evaluando: si la catequesis no hace eco de esto, el problema no radica en una “cómo dar catequesis” (si es que existe eso) sino en la manera en cómo somos cristianos y hacemos catequesis.

¿Y todos los demás contenidos?

  1. Es menester contemplar la realidad de los interlocutores y proceso de fe.
  2. Es necesario analizar si son contenidos de fe o son “gustos o tradiciones” que no hacen al núcleo de la fe.
  3. Si son contenidos, es porque ahondan los tres que hemos mencionado (Trinidad, Palabra de Dios y Realidades humanas).
  4. Se comparten si ayudan a encontrar el sentido de la vida desde el Evangelio y su propuesta.
  5. Si no cumplen estos requisitos, esos supuestos contenidos, tendrían que guardarse en el museo eclesiástico.

Todos los demás contenidos, son “los demás”. De lo contario, si abundan “temas” que no son contenidos de fe, hemos invertido el orden, y, por ende, lo secundario se hizo central, y lo central secundario.

Plegaria

Trinidad de la Iniciativa, es bueno y bello alabarte
porque sos el contenido de nuestra catequesis,
porque tu voz sigue resonando en las realidades humanas que vivimos y convivimos.
Te damos gracias por tantos maestros que tenemos y tuvimos en la vida,
en la escuela, en la familia, en el trabajo, en el barrio, en la comunidad, etc.,
que nos ayudaron a experimentar a Jesús tan familiar, cercano, próximo
y a la vez, trascendente, majestuoso y transfigurado.
Nuestros labios desbordan de nombres por tantas personas,
pero queremos mencionar especialmente a Frans De Vos
y a… (nombrar a esas personas) … que nos hicieron tomar conciencia de ser artífices del método
para creer, celebrar, anunciar, construir y compartir el Reino con una propuesta de una catequesis renovada.

Felices desde la Pascua de la Vida Nueva… (Continuará)

 

Bibliografía

Aquino, Tomás de – STh II – II. (1998). ‘Suma Teológica’. Buenos Aires: BAC.
Catecismo de la Iglesia Católica (26 de diciembre de 1997).
CELAM – MED. (1968). ‘Documento de Medellín’. Medellín: Paulinas.
Concilio Vaticano II – ‘Gaudium et spes’ (12 de Diciembre de 1965).
De Vos, Frans. (2002). ‘Pensar la Catequesis’. Buenos Aires: Claretiana.
De Vos, Frans. (2019). ‘Metodología Catequística’. Buenos Aires: Claretiana
Dufour, León. (2005). ‘Vocabulario de teología bíblico’. Barcelona: Herder.
Francisco – Discurso a la Comisión Bíblica. (12 de abril de 2013).
Juan Pablo I – Ángelus 10 de Septiembre. (10 de Septiembre de 1978).
Schillebeeckx, Edward. (1982). ‘Cristo y los cristianos’. Madrid: Cristiandad.
Torres Queiruga, Andrés. (2008). ‘Repensar la revelación. La revelación divina en la realización humana’. Madrid: Trotta.