(Juan Pedro Castellano Rico– Director de Ediciones Khaf)Hemos leído con interés y asombro la crítica de la obra de Leandro Sequeiros, El diseño chapucero. Darwin, la biología y Dios (Ediciones Khaf) que firma Alfonso Novo en la sección de libros del número 2.724 de Vida Nueva. Evidentemente, el crítico está en su derecho de expresar su opinión sobre la obra y las tesis que defiende el autor. Pero no estamos de acuerdo con muchas de las afirmaciones que sostiene y, sobre todo, con la forma poco afortunada como las plantea.
El título de la crítica y el último párrafo de la misma suponen ya un juicio de valor que desacredita el trabajo del autor y el de todos los que hemos estado implicados en su elaboración.
Leandro Sequeiros no es un recién llegado al debate entre la ciencia y la religión, por lo que tachar de “apresurada” su exposición y su reflexión es una afirmación no muy aquilatada. Obvia el crítico que la colección en la que se ubica la obra busca acercar las cuestiones teológicas a los lectores que se interesan por ellas. No se ha buscado un manual o una presentación exhaustiva de la cuestión (había material para ello), sino generar opinión y que el lector tenga las claves para situarse ante el tema. Por eso el recurso a Internet, a debates y autores actuales…
Sorprende que en otras publicaciones (Proyección, Religión y Escuela, Revista Tendencias 21, Almeriensis, Razón y fe, Religión Digital, Garnata… ) y otros autores (Avelino Revilla, Carlos Corral, Junkal Guevara, Juan Fernández de la Gala, Jaime Vázquez) no hayan constatado las deficiencias y el apresuramiento que Novo señala en su crítica. También nos llama la atención que lo único positivo que detecta el crítico es que es “una buena idea”.
La obra busca generar debate y estamos abiertos a todo tipo de opiniones. Uno puede expresarse pero no desacreditar, aprovechando una tribuna que es muy seguida, el trabajo de otros.
Agradecemos la oportunidad que se nos brinda de disentir.
En el nº 2.725 de Vida Nueva.
