Tribuna

Algo nuevo llegará (IV)

Compartir

“Frodo se encontró marchando al lado de Gandalf” (Tolkien, J. R. R , 2017, pág. 310)



En la obra de este autor se puede contemplar la figura de este líder que, en diferentes circunstancias, orienta a la comunidad con sus intuiciones, logros y esperanzas. Incluso cuando él no se encuentra físicamente presente….

En la pedagogía de la fe, vivimos una experiencia similar: queremos o intentamos comunicar al estilo de quien es nuestro maestro: Jesús de Nazareth.

¿Cómo anunciamos?

En Catequesis la manera en cómo anunciamos es la unidad entre espiritualidad, metodología, pedagogía y el encuentro catequístico. Es decir, que las preguntas que hemos planteado: ¿A quién anunciamos? ¿Con quiénes anunciamos? Y en esta columna intentaremos introducirnos a: ¿Cómo anunciamos? Todas ellas, son el meollo, núcleo e identidad de la Catequesis.

a. Metodología Catequística: Dimensión de la Pedagogía humana

La fe cristiana asume lo humano como propio porque “una de las características más resaltantes de la pedagogía de Dios es su adaptación a los hombres en sus distintas etapas históricas y en su desarrollo progresivo” (De Vos, Frans, 2002, pág. 87). Seguramente en la teoría pedagógica de la educación existen varias corrientes de pensamiento y fundamentación que es loable que los ministros de la Catequesis tengamos contacto, conozcamos y profundicemos, para comprender la misión eclesial como un proceso humano de aprendizaje y no como un mero “transmitir” para que lo que se “dice” se aprenda “de una vez y para siempre”.

Es importante recordar, que la educabilidad de y desde la fe supone, exige y une las pedagogías humana y divina.

  • Educar… mayéutica pedagógica

En el sentido etimológico de la palabra educar, suele considerarse en dos perspectivas. Una toma el verbo educar como “educare”, es decir como transmitir e introducir en quien no sabe las ideas, conocimientos, conceptos, experiencias, etc., que desconoce. Es como sembrar en un páramo para que florezca. En este modelo quien posee un rol protagónico es el “emisor al no alumbrado”.

La segunda perspectiva, es la que considera al verbo educar como “educere”, es decir, ex – ducere, que indicaría una mirada en la cual se brinda elementos, herramientas, estrategias, para que quien aprende saque hacia afuera lo que ya tiene y potencie sus propias habilidades (Torres del Castillo, Rosa María, 2014). La educabilidad en la fe opta por esta perspectiva, porque es la pedagogía de la Trinidad revelada por Jesús, en la cual el Reino ya está presente en la vida de las personas, por lo tanto, no sembramos la semilla del Evangelio.

  • Animar… mediación pedagógica

Este es uno de los modelos pedagógicos que Frans De Vos, considerado el Padre de la Catequesis renovada en Argentina, nos proponía para el ICP (Itinerario Catequístico Permanente). En el cual el ministerio se “pone al servicio del proceso educativo” (De Vos, Frans, 2002, pág. 90) y cuya finalidad es favorecer el encuentro entre las habilidades, capacidades y potencialidades de los catequizandos. Una aclaración importante: en Catequesis, todos somos catequizandos, siempre estamos en proceso de aprendizaje/configuración con quien enseña: Jesús el maestro bello. ¡Somos Frodo no Gandalf!

Animar manifiesta la profunda experiencia que la Trinidad es quien vivifica y sostiene el acto y proceso catequético. Con el Espíritu Santo y las Semillas del Verbo los cristianos reconocemos que en todos los pueblos y personas existe “una cierta percepción de aquella fuerza misteriosa que se halla presente en la marcha de las cosas y en los acontecimientos de la vida humana” (Concilio Vaticano II – NA, 1965) (# 2). Los catequistas contemplamos la presencia activa y actuante del Paráclito en la vida de las personas, comunidades y acontecimientos de la historia, por eso, nos trasformamos en animadores del proceso de fe. De aquí que la espiritualidad es nuestra propia identidad.

  • Educar… acontecimiento del encuentro

En catequesis la fe nos educa, nos configura con la Trinidad y la comunidad. Por tal motivo, cómo se realiza y los espacios dónde se hace catequesis son lugares de encuentro “es el arte de llenar de vida los espacios educativos, la capacidad de extraer, exaltar y recrear el potencial vital y de crecimiento que contiene cualquier suceso, cualquier incidencia, cualquier realidad humana” (Toro, José María – Educar con co – razón, 2018, pág. 25). Así el ICP se transforma en un eco del acto salvífico realizado por Jesús.

b. Metodología Catequística: Identidad/Espiritualidad

La espiritualidad catequística es la práctica y la manera de compartir la fe. Cada catequista y la comunidad de la que forma parte, se convierten en testigos medulares de la experiencia cristiana. La vocación de este ministerio de la Palabra es ser junto con los demás.

La espiritualidad es esa forma de vida, configuración con el misterio central de nuestra fe. En Catequesis, es la identidad de quienes vivimos y compartimos el ministerio de la palabra conformada por tres dimensiones fundamentales: Fidelidad a Dios, Fidelidad al ser humano y la alegría de la fe. Por lo tanto, no es repetición de actos piadosos.

La ciencia que profundiza esta espiritualidad es la Catequética y ella nos recuerda que la identidad catequística se plasma en la metodología propia de la Catequesis que tiene 3 notas constitutivas: vida – propuesta – respuesta. Y así se transforma en la “puesta en práctica de la pedagogía de Dios” (De Vos, Frans, 2019)

Catequistas 750

  • Encuentro Catequístico

El Ministerio de la Catequesis es un Encuentro porque hay vínculo de amor entre la Trinidad que se revela amando y los seres humanos que, amando, buscamos y vivimos una experiencia de fe en la que somos encontrados. Desde esta experiencia teándrica, en la cual lo humano (catequistas y catequizandos) y lo trinitario, nos encontramos, dialogamos, proyectamos, comunicamos y celebramos. Por la pedagogía de Dios, el acto catequético se llama Encuentro y no clase, ni sesión, ni charla, ni ponencia, ni ficha etc.

Así vivido se ubica en una experiencia salvífica que profesa, celebra, anuncia y produce una transformación junto a la propuesta, provocando una formación entre quienes se entrelazan: la Trinidad, comunidad y personas haciéndonos aliados en el proyecto salvador del Reino de Dios.

Por estos motivos, es que en catequesis hablamos y vivimos cada acto como encuentro. No es, por tanto, un capricho lingüístico, sino una experiencia de fe que surge desde la misma revelación (Concilio Vaticano II – DV, 1965), comunidad (Concilio Vaticano II – LG, 1964) en diálogo con el mundo (Concilio Vaticano II – GS, 1965) y celebración (Concilio Vaticano II – SC, 1963).

 

c. Viviendo como personas

Los catequizandos y catequistas somos personas capaces de realizar todo lo auténticamente humano y potenciarlo (Aquino, Tomás de – STh I – II, 1998) (q. 1 a 1). Y cada uno lo es de manera particular. Revalorizarnos como tales, es consecuencia de nuestra fe en la Trinidad, porque ella está integrada por Personas únicas e irrepetibles que viven en comunión de amor (Perijóresis) y crea al ser humano a su imagen y semejanza (Gn. 1, 26 – 27). Y nos aprecia y trata como tales…

Por esta configuración trinitaria, valorizamos a los interlocutores como personas con múltiples relaciones, cualidades, habilidades, aptitudes, potencialidades, dones, debilidades, fragilidades, etc., que se manifiestan en la convivencia. Es por ello que los seres humanos son “dueños de sus propios actos, con capacidad de autogobierno” (García; Víctor, 1989, págs. 44 – 45). En y con la persona humana se realiza la identidad y misión de los actores del ICP.

Somos creaturas con una dignidad única e inigualable porque participamos del misterio de Dios, Uno y Trino (DV #1) y porque “subsistir en la naturaleza racional, es de gran dignidad” (Aquino, Tomás de – STh I, 1998) (q. 29. a 3. ad. 2). Las personas tenemos “por encima” de nosotros (si se podría decir así) únicamente al Misterio de Dios que, para complicarnos la perspectiva, se pone a nuestro lado y camina junto con nosotros promoviendo nuestra humanidad… Creemos en una Trinidad que acompaña la vida humana en un camino “sinodal”, a la par y que no nos reemplaza. Y por tal motivo, creer no es un sometimiento, sino una adhesión libre y voluntaria a la propuesta de la Trinidad.

Ser personas es un Don… Ser un regalo es algo personal. En la catequesis cada uno de los participantes del acto y proceso catequéticos, somos obsequio para los espacios comunitarios eclesiales (familia, trabajo, amistad, apostolado, etc.) y para nosotros mismos (CEA – JEP, 1988). Por lo tanto, poseemos una libertad que es fundamental en el ICP y ello supone que respetemos y valoremos el deseo de querer realizar el proceso catequético. Nadie en nuestra fe ha de vivir la cohesión, extorsión o condicionamiento para ser cristianos. Nadie en la fe cristiana tiene una identidad delegada por una persona humana o jerarquía: se es cristiano por el Don de Dios, se es ministro por el regalo y la convocatoria de la Trinidad.

¿Qué pasa con la catequesis en la actualidad?

Una de las mayores preguntas y diagnósticos que algunos hacen, es que la catequesis “ya no es la misma” … Como diría Juan XXIII, nos permitimos disentir con esos profetas de calamidades, porque en realidad, sin ánimo de ser reduccionista, el principal problema es cómo vivimos y entendemos el ser iglesia, todos los demás viene por añadidura.

Plegaria

Trinidad de la comunicación connatural,
te damos gracias y te bendecimos porque estás y unís cultura y oración,
porque haces de nuestra vocación catequística un espacio y una forma de vivir,
porque nos ayudas a discernir comunitariamente el sentido de la vida,
porque nos configuras con vos, para dialogar, participar en la vida social y trinitaria,
porque fomentas en nosotros un proceso vital, liberador y transformador.
Te pedimos que tu pedagogía nos impulse a ser catequistas que valoran a las personas, no a las funciones,
que suscitamos encuentros, generando espacios y lugares de alegría y fraternidad.
Ayúdanos a vivir la parresia de ser tus hijos, para que valoricemos que nuestra vocación viene de tu llamado y convocatoria no es delegada.

¡Feliz día del Catequista que viven de esta manera su ministerio y son aire fresco!

Felices desde la Pascua de la Vida Nueva… (Continuará)

Trabajos citados

Aquino, Tomás de – STh I – II. (1998). ‘Suma Teológica’. Buenos Aires: BAC.
Aquino, Tomás de – STh I. (1998). ‘Suma Teológica’. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: BAC.
CEA – JEP. (1988). ‘Juntos para una evangelización permanente’. Buenos Aires: Oficina del Libro.
Concilio Vaticano II – DV. (18 de Noviembre de 1965).
Concilio Vaticano II – GS. (12 de Diciembre de 1965).
Concilio Vaticano II – LG. (21 de Noviembre de 1964).
Concilio Vaticano II – NA. (28 de octubre de 1965).
Concilio Vaticano II – SC. (4 de Diciembre de 1963).
De Vos, Frans. (2002). ‘Pensar la Catequesis’. Buenos Aires: Claretiana.
De Vos, Frans. (2019). ‘Metodología Catequística’. Buenos Aires: Claretiana.
García; Víctor. (1989). ‘El concepto de Persona Tratado de educación personalizada’. Madrid: RIALP S.A.
Tolkien, J. R. R . (2017). ‘El Señor de los anillos. I. La comunidad del anillo’. Buenos Aires: Minotauro.
Toro, José María – Educar con co – razón. (2018). ‘Educar con co – razón’. Bilbao: Desclée de Brouwer, S.A.
Torres del Castillo, Rosa María. (julio de 2014).