A poco más de un mes de concluir el sexenio del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el cardenal Felipe Arizmendi Esquivel reconoció el cumplimiento del primero de los compromisos asumido por el mandatario en 2018, de atender primero las necesidades de los más pobres, pero lamentó que esto se esté utilizando actualmente con fines políticos.
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En su artículo semanal difundido a la opinión pública, el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, dijo que el haber establecido obras y programas a favor de los más necesitados del país, en especial de las regiones más marginadas, fue algo muy laudable.
Sin embargo -continuó- “nos duele que se use a los pobres y los programas sociales con fines electoreros, y se aproveche su indigencia para comprarlos en favor de un partido. Eso es indigno; eso es demagogia descarada y repugnante”.
El uso de los pobres es generalizado
El cardenal mexicano aseguró que lo mismo ocurre con algunas organizaciones no gubernamentales que se dedican a defender los derechos de los pobres y a promover a los indígenas, pero cuyo personal -explicó- gana sueldos envidiables, con todas las seguridades sociales.
“Asimismo -dijo- hay prestigiadas instituciones europeas y de otras regiones dedicadas a ayudar a grupos marginados del mundo y recaudan grandes donativos; para ello, tienen una organización impresionante, con mucho personal muy bien pagado. Es admirable su servicio y lo agradecemos de corazón, pero pueden caer en la tentación de vivir de los pobres y de usarlos como escudo para darse una buena vida”.
Incluso – lamentó Arizmendi- en la misma comunidad eclesial no han faltado agentes de pastoral que tienen preferencia por la cuestión social, pero “también hay quienes lo hacen en forma casi obsesiva y reductiva, condenando a quienes llevan otra línea pastoral más integral. Y no han faltado quienes usan esa dedicación a los pobres para tapar graves deficiencias morales en su conducta personal (…) No hay que usar a los pobres para cubrir nuestras deficiencias”.
Por ello, el cardenal Felipe Arizmendi hizo un llamado a ayudar a los pobres en todo cuanto sea posible, pero haciéndolo “con respeto a su dignidad y con detalles de amor, apoyándoles en sus necesidades inmediatas; y si es el caso, procurando que tengan algún trabajo, para que no sean eternos dependientes de la caridad personal o social”.