El sacerdote mexicano Moisés Lira Serafín ya es beato

El prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos presidió la beatificación en la Basílica de Guadalupe

El sacerdote mexicano Moisés Lira Serafín ya es beato

El cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, presidió en la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe la celebración de beatificación del sacerdote mexicano Moisés Lira Serafín.



El delegado del papa Francisco se refirió al término ‘infancia espiritual’ que era propio del nuevo beato. “Una de las características de él -dijo- era reproducir en sí mismo la imagen de Cristo hijo, manso y humilde, y propuso este rostro también a la imitación a sus hijas espirituales, las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, guiándolas por el camino de la infancia espiritual”.

“¿Qué significa este término? Significa ser permanentemente conscientes de que, en Jesús, también nosotros somos hijos del Padre. Dios es el Padre que revela a los pequeños lo que ha ocultado a los sabios y entendidos”.

Y continuó: “Nuestro beato entró poco a poco en este misterio de gracia, de modo que, como dijo un testigo en el proceso de su beatificación, cuando se trataba de Dios, hablaba como un verdadero hijo, y hablaba de Dios como un verdadero Padre, haciéndolo con una ternura que impresionaba”.

El cardenal Semeraro también puso al nuevo beato Moisés Lira Serafín como modelo de vida para los niños y jóvenes que han tenido una vida afectiva pobre, dado que perdió a su madre desde muy pequeño, y debido al trabajo de su padre, tenían que mudarse de casa constantemente hasta que éste lo encargó con un sacerdote, pues contrajo nuevas nupcias.

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Cardenal Marcello Semeraro en la Basílica de Guadalupe. Foto: Arquidiócesis de México

Además, destacó el carisma que tenía el nuevo beato en materia de dirección espiritual, pues llegaba a impartir el sacramento de la confesión hasta ocho horas al día, además de aconsejar a muchas personas en aspectos particulares de su vida.

El prefecto para la Causa de los Santos agradeció al Papa por haberle permitido celebrar en la Basílica de Guadalupe esta beatificación, pues era su deseo conocer el santuario y venerar a la Morenita en su casita del Tepeyac.

Al respecto, recordó una ocasión en la que el pontífice se refirió a la Virgen de Guadalupe como la Madre que “nos sigue dando a su hijo, que nos llama a ser hermanos, a dejar de lado el egoísmo, la indiferencia y a ser buenos amigos”.

Con el cardenal Aguiar Retes

En la celebración estuvo presente el cardenal Carlos Aguiar Retes, de la Arquidiócesis de México, quien, como es tradición, hizo la petición pública de beatificación al delegado del Papa:

“Eminencia Reverendísima, como Arzobispo Primado de México, a nombre de todos los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, de la ‘Familia de la Cruz’ y de la Iglesia que peregrina en esta arquidiócesis, pido humildemente a Su Santidad el papa Francisco que se digne inscribir en el número de los beatos al venerable siervo de Dios Moisés Lira Serafín“.

A lo que el cardenal Marcello Semeraro respondió leyendo en latín la Carta Apostólica de aprobación. La carta fue traducida al español por el presidente del Episcopado Mexicano, Rogelio Cabrera, presente en la beatificación junto con varios obispos.

“Nosotros, acogiendo los deseos de nuestro hermano Carlos Cardenal Aguiar Retes, arzobispo de la Metrópolis Mexicana, y de muchos otros hermanos del Episcopado, así como de muchos fieles cristianos, después de haber considerado el parecer de la Congregación para las Causas de los Santos, con nuestra autoridad apostólica, concedemos que el venerable siervo de Dios Moisés Lira Serafín, presbítero profeso de los Misioneros del Espíritu Santo, fundador de la Congregación de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada. Pastor humilde según el corazón de Cristo, quien, unido totalmente a la Divina Providencia, fue testigo verdadero de la caridad evangélica, de ahora en adelante sea llamado beato y se pueda celebrar cada año su festividad del 25 de junio, día en que nació para el cielo, en los lugares y según los modos establecidos por el derecho. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.

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