“Sigamos los signos de Dios para que el Mediterráneo deje de ser un cementerio”. Así lo ha afirmado el papa Francisco en su vídeo mensaje a los participantes en los los Encuentros del Mediterráneo 2024 (Med24), que se celebran del 15 al 21 de septiembre en Albania bajo el lema ‘Peregrinos de la esperanza, constructores de paz’, después de los celebrados en Bari, Florencia y Marsella.
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“Todos somos peregrinos de la esperanza, caminamos en busca de la verdad y vivimos nuestra fe construyendo la paz. ¡Hay que construir la paz! Dios ama a todos los hombres y no hace distinción entre nosotros. La hermandad entre las cinco orillas del Mediterráneo que estáis construyendo es la respuesta –¡la respuesta!–, la mejor respuesta que podemos ofrecer a los conflictos y a las indiferencias que matan. Porque la indiferencia mata”, ha comenzado advirtiendo el Pontífice
En esa línea, ha instado a los participantes en el encuentro a aprender juntos “a leer los signos de los tiempos”. “Contemplen la diversidad de sus tradiciones como una riqueza, una riqueza deseada por Dios. La unidad no es uniformidad, y la diversidad de nuestras identidades culturales y religiosas es un regalo de Dios. Creced en el respeto mutuo, como atestiguan vuestros antepasados”, ha completado.
Dirigiéndose a los jóvenes, Jorge Mario Bergoglio les ha pedido “poner en el centro la voz de aquellos que no son escuchados”. “Pienso en los más pobres, que sufren por ser considerados una carga o una molestia. Pienso en aquellos que, a menudo muy jóvenes, tienen que abandonar su país en busca de un futuro mejor. Cuida a cada uno. No se trata de números sino de personas, y cada persona es sagrada; son rostros cuya dignidad debe ser promovida y protegida. Renunciemos a la cultura del miedo para abrir la puerta de la acogida y la amistad”, ha aseverado.
Recuerdo a la beata albanesa María Tuci
Francisco ha insistido en que “el Mediterráneo os une, os une como un hermoso jardín que cultivar. Mantened el espíritu de servicio en todas las circunstancias, cuidad de cada criatura encomendada a vuestras manos”.
Asimismo, les ha pedido “caminar tras las huellas de sus mártires”. “Su valentía es un testimonio vivo que puede inspirar vuestro compromiso de resistir toda la violencia que desfigura nuestra humanidad, como lo hizo la beata María Tuci con solo 22 años”, ha afirmado.
Por último, Francisco les ha encomendado a María, “Madre del Buen Consejo, que siempre ha dirigido su mirada maternal de amor y de dolor a los acontecimientos de vuestra tierra. Aprendan de Su Inmaculado Corazón a ser incansables peregrinos de la esperanza y a seguir los signos de Dios, para que el Mediterráneo encuentre su rostro más bello: el de la fraternidad y la paz. Y que ya no sea un cementerio”.