A lo largo de todo el año, se pueden encontrar diversos trayectos de estudios que se presentan como posibilidad de encuentro con las Sagradas Escrituras. En el Mes de la Biblia se despliegan diferentes maneras de abordaje para dejarnos interpelar por la Palabra de Dios.
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Con este motivo, Vida Nueva entrevistó a Norma Di Paolo, profesora de Teología por la Escuela Universitaria de Teología de la diócesis de Mar del Plata, quien forma parte del Departamento Bíblico de dicha escuela. Es miembro de la Comisión Bíblica Diocesana (CO.BI.DI.) y coordinadora de la Diplomatura en Sagrada Escritura con orientación en Animación Bíblica de la Pastoral (ABP) del Departamento de Extensión de la EUT.
“Todo tiende hacia Él”
PREGUNTA.- ¿Cuáles son las motivaciones que encuentra en la elección del alumnado para inscribirse en los trayectos de estudio de los que Ud. es tutora y responsable?
RESPUESTA.- Entiendo que la principal motivación de inscribirse en la Diplomatura en Sagradas Escrituras con orientación en Animación Bíblica de la Pastoral es el deseo profundo de interiorizarse en el conocimiento de la Biblia.
En general, los cursos, los seminarios, las escuelas y materias de índole bíblica siempre resultan muy atrayentes para los cristianos deseosos de conocer al Señor que nos sale al encuentro en su Palabra.
P.- Si para los cristianos lo que ocupa el centro de atención es el acontecimiento de Cristo y el Kerigma, ¿cómo van acompañando la necesidad de la vivencia espiritual y pastoral?
R.- El centro de la Sagrada Escritura es Cristo. Es por ello que, en los personajes y acontecimientos del Antiguo Testamento, los estudiantes ya van comprendiendo que todo “tiende” así Él.
Cada persona hace su propio camino interior, nosotros solo le vamos ofreciendo las herramientas para comprender e interpretar la Biblia, primero a través de las materias introductorias, luego introduciéndolos en el estudio del Antiguo y Nuevo Testamento.
Cada espacio formativo, además de los contenidos académicos, contempla que el estudiante vaya encontrándose con el Señor dejándose iluminar e interpelar con su Palabra.
La orientación en Animación Bíblica de la Pastoral va acrecentando la formación como discípulos misioneros conscientes de que la Sagrada Escritura ilumina todas y cada una de las pastorales de la Iglesia.
La mejor opción
P.- Respecto de las realidades actuales, ¿qué supone Ud. que nos diría el apóstol Pablo hoy basándonos en la Segunda Carta a los Corintios, capítulo 8, 1-15?
R.- Los corintios habían tenido la maravillosa idea de realizar una colecta en favor de la empobrecida comunidad de Jerusalén. Pablo destaca este acto de caridad de aquellos que sin tener demasiado compartían con los que no tenían.
Creo que Pablo nos vuelve a recordar una vez más que imitemos la generosidad de Jesucristo que siendo rico, se hizo pobre por nosotros a fin de enriquecernos con su pobreza (v.9). En este texto me resuena particularmente el versículo 8 que nos habla de manifestar la sinceridad de nuestro amor mediante la solicitud por los demás.
Pablo nos muestra que el amor fraterno es auténtico y real cuando se distingue en generosidad. La realidad actual nos necesita comprometidos para que el que ha recogido mucho no tenga de sobra y el que ha recogido poco no sufra escasez.
P.- ¿Qué cita bíblica elige para mostrar a Jesús hoy?
R.- Elijo mi texto de preferencia: Jn 6,68: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Es la respuesta de Pedro en el marco del Discurso del Pan de Vida que nos regala el Evangelio de Juan.
Frente a todas las adversidades que podamos atravesar qué lindo es siempre poder responder al Señor: ¿a quién iremos? Elegirlo a Él, no como la última opción, sino como la primera, la mejor de todas.
Responderle convencidos que en Él encontramos palabras de Vida eterna, en el sentido futuro y en pleno sentido actual, tal como lo propone Jesús en este Evangelio.
Hoy mismo ya gozamos de esa Vida. ¿Hay alguien más qué pueda ofrecernos esto? Y no pienso solamente en las adversidades, también en aquellos momentos donde la vida transcurre más tranquila. Siempre, siempre mirando al Señor, reconociendo que Él es nuestro camino, nuestra meta, la Vida misma que se nos da en abundancia.
