Rafael Salomón
Comunicador católico

La oración, tan importante como respirar


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Han sido semanas de mucho ajetreo, maletas, viajes, aeropuertos, carreteras, cansancio físico y emocional. Todo sucede tan rápido que las horas de sueño saben a poco y es necesario hacer un alto. Respirar, evaluar lo vivido, todo sucede a una velocidad que nos deja sin aliento. La vida misma nos dicta su ritmo y cuando menos, ya ha pasado más de una década.



No sé si es mi percepción y aunque estudios avalan que mientras más años cumplimos, sucede algo en cuanto al tema de la velocidad del tiempo, avanza con mayor rapidez.

Por esa razón necesitamos frecuentemente tomar un respiro, disfrutar de las pequeñas cosas que nos ofrece la vida para ‘saborearlas’, viene a mi mente la cuenta de una persona en las redes sociales que dedica un tiempo para disfrutar de esos pequeños detalles: un café, sentarse a orar, admirar una escultura, disfrutar con una copa de tinto, quitarse los zapatos y refrescar sus pies; en fin, aspectos sencillos de la vida que le dan un respiro a su existencia.

Dios, nuestra fuerza y compañía

Por cierto, no lo hace frecuentemente y eso le da una coherencia a sus publicaciones, porque esos momentos de respiro surgen cuando son estrictamente necesarios. Buscar a Dios en los momentos de cansancio y agotamiento nos permite renovar nuevas fuerzas y tener la certeza de que su amor, es capaz de darnos un nuevo aliento y perspectiva acerca de lo vivido.

mujeres en parroquia

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza”. Salmos 46, 1-3.

La oración es el respiro de la fe, ante las aguas desafiantes debemos aprovechar cada bocanada con la certeza de que Dios es nuestra fuerza y compañía. Al practicar la oración y la contemplación podemos encontrar ese respiro necesario en nuestras existencias, admirar la obra magestuosa de la creación es una razón para darnos ese instante de calma.

Tan importante como respirar

Respirar hondo es un acto de encuentro con el aliento de vida, para San Agustín la oración es “la respiración del alma”. Vital, necesaria y definitiva si queremos tener una relación con Dios, necesitamos esa forma de oxigenar y acercarnos a su amor. A ejemplo de Jesucristo, quien nos enseñó la importancia de la oración como aire espiritual el cual respiraba cada día de su vida, ya que su relación con su Padre era única, constante e interminable.

En ocasiones se dificulta respirar, ya sea por algún fallo orgánico o porque las circunstancias nos alejan momentáneamente de ese acto natural, es ahí donde la ayuda externa es de gran importancia para volver a respirar, esas ayudas traen a nuestras vidas nuevas esperanzas y oportunidades. Para los creyentes la oración debe ser tan importante como respirar, de manera que, el acto de respirar debería ser como la acción de orar, juntas, acompasadas y razonadas.

Un respiro es la certeza de que tenemos vida y un maravilloso momento para agradecer por todo lo vivido y por lo que vendrá. “En la vida necesitamos tanto de la oración como del aire que respiramos”, ha dicho el papa Francisco.