“¿Ustedes quieren ser curas? ¡Están loquitos!”. Es respuesta cargada de humor que Francisco dio este verano a cuatro jóvenes -Eric, Pol, Ferran y Adrià- de la diócesis catalana de Tortosa con los que compartió un encuentro privado en la Casa Santa Marta, la residencia papal.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Tal y como relata en ‘Catalunya Cristiana’ uno de estos jóvenes, Adrià Castello, la reunión con el Obispo de Roma tuvo lugar el pasado 7 de agosto gracias a la mediación del Jordi Bertomeu, sacerdote de Tortosa y oficial de la Sección Disciplinar del Discaterio para la Doctrina de la Fe
No a los engaños
Castello no reproduce literalmente ninguna de las reflexiones que el papa Francisco comparte: “Nos dijo, en primer lugar, que nadie nos engañara: la vocación de ser sacerdote es un gran regalo pero también es muy difícil y sacrificada. Subrayó la alegría que le dábamos como Papa al decirle que queríamos ser sacerdotes”.
El joven catalán recuerda que Francisco considera que “hoy más que nunca, significa ser sacerdote de todos, de todos, incluso de quienes no van a la iglesia”. En este tono coloquial, escribe que “nos dijo medio divertido: ¡quiero prohibir al sacerdote de despacho!”. “Nos animó a abrirnos ya desde ahora a los demás, a salir, a ir en nombre de Cristo a los lugares más alejados de él ya las periferias”, añade.
El humor y la sonrisa
A lo largo de la conversación, el Papa también subrayó “la importancia de la sonrisa, la disponibilidad, la alegría y el humor” en la evangelización. Justo después, sí reproduce unas palabras que atribuye directamente al Papa: “Les voy a contar un secreto pontificio. Yo, cuando estoy triste me voy al baño, me miro al espejo y hago muecas para hacer reír. Así salgo con un sonrisa en la boca. ¡Haga lo mismo! Oran cada mañana, como yo, con la oración para pedir buen humor de San Tomas Moro”.
Al anecdotario del encuentro se suma el hecho de que los jóvenes compartieron con el Papa que los trajes que llevaban puestos los compraron en un ropero de Cáritas dentro de un proyecto de voluntariado en el que colaboran. ¿La reacción de Francisco? “¡Estoy seguro de que os quedan mejor a vosotros que a los muertos que los quitarían!”, comentó con humor el pontífice argentino.