José Luis Pinilla
Migraciones. Fundación San Juan del Castillo. Grupos Loyola

Compañero de viaje


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Ante esta Jornada Mundial de Migraciones de 2024, agradeciendo el numeroso y rico material que ofrece la Conferencia Episcopal Española, leo con gusto el mensaje del papa Francisco al respecto titulado ‘Dios camina con su pueblo’. Un papa tan sensible al tema migratorio que ha conseguido ponerlo en primer plano de manera global, insistente y clara. Gracias a Dios y a la permanente e insistente búsqueda de dignidad, trabajo, y techo que hacen muchos migrantes.



Un “fenómeno global que marca época”, según la Doctrina Social de la Iglesia y que redescubre la mixtura y la diversidad que se han incorporado a nuestro día a día y que debe ser mucho mejor aprovechada. Sin sospechas previas ni recelos vanos. Cuando, además en España seguimos por la pelea que organice las identidades, la emigración nos recuerda que la identidad de un país no es una página en blanco ni ya escrita e impresa, que dice Amin Malouf. La estamos escribiendo todos, libres e iguales, con nuestra contribución según los propios talentos y/o sensibilidades. Y los cristianos lo hacemos, sintiéndonos pueblo acompañado por Dios. No islas.

Quienes hemos aceptado – con otros- este estilo de Dios y de la fe en él, nos sentimos abiertos y capacitados para aceptar el testimonio, la palabra y la encarnación definitiva de Dios entre los hombres, es decir, la vida de Jesús, que venía a mostrar el amor fiel del Padre, siempre con los hombres; del Hijo, hermano entre los hermanos; y del Espíritu, que permanece entre los hombres que forman el pueblo constantemente en camino hacia el Reino.

LAMPEDUSA (ITALIA), 16/09/2023.- El buque Geo Barents, de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF),

El buque Geo Barents, de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), rescatando a más de 330 migrantes en Lampedusa

Dios, compañero de viaje

“Compañero de viaje” así describe el Papa a Dios. “¡Compañero del alma, compañero!”, que diría Miguel Hernández. Y es que partimos de una historia antigua. La que articula todo en torno a lo que constituye el núcleo de la fe de Israel: la idea y la vivencia de un Dios que se hace presente en la historia y en la vida de los hombres; un Dios en tiendas, desvelado en quien sabe contemplar la naturaleza que envuelve sus pasos pero que es mayor que ella misma.

Nube percibida como divina que acompaña todos los éxodos. Está comprometido con los hombres, nómada, liberador, dinámico, compañero de camino… Un Dios que no quiere dejarse dominar ni manipular por falsos becerros de oro construidos y propagados manipuladoramente. Un Dios que vive con los hombres precisamente para hacerles pasar de la esclavitud a la libertad.

Compañero de camino. Y es que probablemente no exista otra imagen más sugestiva para definir la aventura humana que la que se asoma en la convicción, tantas veces expresada por filósofos y poetas, de que la vida –toda vida– es camino. Y en muy variados caminos los migrantes son paradigma de nuestro tiempo (CV 91-94). Vivir es caminar. Afán por seguir, por avanzar. Muchos caminos para los andariegos con el farol de nuestra verdad en la mano, y cuya luz se identifica con el mismo Cristo, Camino de la Verdad y la Vida, abriéndonos paso a través de la noche

Y muchas veces no sabemos adónde vamos, cuál es nuestro final destino aunque todos vamos como buceando y escarbando entre mares y tierras, en noches y días, hasta lograr ser abrazados por el Creador. Pero al menos de una cosa estamos ciertos: de la necesidad que tenemos de caminar, de gastar estas fuerzas que, afán inagotable, nos empujan siempre hacia delante.

Pero el camino no es una pura abstracción simbólica, absolutamente separable de lo que subyace a nuestros pies, la tierra que pisamos, la cotidiana realidad de los hombres y las cosas. Donde si no queremos caer en un vacío de pisadas inútiles debemos pedir y construir lo que el papa pide: Camino común o Sinodalidad, relación. Comunión en estos tiempos de aislamientos y guerras. ¡La relación, la relación!

Las ataduras de esta relación a la que somos convocados son constitutivas del género humano, y nos protegen frente a la seducción de idealismos sentimentaloides o de seguridades individualistas falsamente identitarias por excluyentes.

Inmigrante en el puerto de Arguineguín, Gran Canaria

Inmigrante en el puerto de Arguineguín, Gran Canaria

Vidas que acompañan vidas

Con esta frase queremos los jesuitas expresar proyectos de acompañamientos. Sabiendo cual es la fuente de la Vida. Porque las relaciones de las que hablo son impensables sin una contemporánea comunicación vital entre nosotros y con Él. No una comunicación banal o interesada entre nosotros, ni meliflua ni falsamente espiritualista con Él.

En el tiempo de Jesús y en el nuestro, siempre a través de la vida, Él se comunica con nosotros y nosotros nos comunicamos con nuestro mejor compañero de viaje, a través del gesto, la poesía, el canto, la oración, la contemplación, la lucha y la palabra.

Palabra, que, a su vez, se concreta en el imprescindible diálogo (o en el rezo). Y, en fin, no hay diálogo sin conversación, sin el vaivén de los gestos, el silencio, etc. Y así el encuentro, que hace crecer, termina celebrándose… ¡como en la vida cotidiana”. Celebrar este encuentro es la razón de ser de esta Jornada.

Un buen mensaje del Papa – cuya vida guarde Dios muchos años- para el encuentro. Como los encuentros vitales que se producen con emigrantes, – al menos es mi experiencia- muchos de ellos al borde del camino. Donde Dios siempre se hace el encontradizo con su pueblo y donde, según afirma el Papa, “Dios no sólo camina con su pueblo, sino también en su pueblo, en el sentido de que se identifica con los hombres y las mujeres en su caminar por la historia ―especialmente con los últimos, los pobres, los marginados―, como prolongación del misterio de la Encarnación”.