El aula magna de la Universidad Católica de Lovaina fue el lugar elegido por la Iglesia belga para que el papa Francisco mantuviera un encuentro con jóvenes en el marco del viaje al país europeo que concluirá mañana. Después de una carta elaborada por jóvenes y profesores que defendieron la apuesta del pontífice en materia de ecología integral y en la que le preguntaron por la invisibilidad de la mujer en la Iglesia, Jorge Mario Bergoglio sentenció que “la Iglesia es mujer, no varón”.
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“La mujer no es ‘el’ Iglesia, es ‘la’ Iglesia”, insistió en varias ocasiones durante su alocución de manera espontánea. Sin entrar en cuestiones concretas, como el diaconado o el sacerdocio, Francisco sí remarcó que “la mujer es más importante que el hombre” en tanto que “la mujer se encuentra en el centro del acontecimiento salvífico, del ‘sí’ de María, Dios en persona viene al mundo”. Eso sí, apostillo que “es feo cuando la mujer quiere hacer la parte del hombre”.
Quién es
A la par, reconoció que al abordar el papel de la mujer en la Iglesia “pesan aquí agresiones e injusticias, junto con prejuicios ideológicos”. “Por eso es necesario recuperar el punto de partida: quién es la mujer y quién es la Iglesia”, recomendó, desde el convencimiento de que “la Iglesia es el pueblo de Dios, no una empresa multinacional”.
En esta misma línea, explicó que la igualdad entre hombre y mujer no debe hacer “el uno contra el otro, esto sería feminismo o machismo”. “No deben avanzar en opuestas reivindicaciones, sino el hombre para la mujer y la mujer para el hombre, juntos”. “La mujer en el pueblo de Dios es hija, hermana y madre”, recordó en otro momento. Por eso, defendió una “dignidad, común y compartida”. “La cultura cristiana elabora siempre nuevamente, en los diferentes contextos, la vocación y misión del hombre y de la mujer y su ser recíproco para el otro, en la comunión”, explicó.
Los intereses económicos
Junto a esta cuestión, Francisco instó a los estudiantes a trabajar en cuidado de la creación frente a la guerra, la corrupción y los intereses económicos. “En ocasiones estos males contaminan la misma religión, convirtiéndola en un instrumento de dominio, esto es una blasfemia”, sentenció.
En este punto, aclaró que “Dios es Padre, no un patrón; es Hijo y Hermano, no un dictador; es Espíritu de amor, no de dominio”. “El desarrollo integral apela a nuestra santidad: es vocación a la vida justa y feliz, para todos”, defendió el pontífice argentino.
Para rematar su discurso, el Papa llamó a los jóvenes a vivir en coherencia. “Sean buscadores y testigos de la verdad”, les aconsejó, a la vez que les alertó de que “no entren en las luchas y dicotomías ideológicas”. “Me da pena cuando encuentro universidades que únicamente preparan a los estudiantes para ganar dinero o para tener poder, es puro individualismo”, añadió.