“¡Ni los representantes de los partidos en la Iglesia, ese horrible cardenal conservador, esa feminista aterradora! Compañeros de búsqueda”. Este es el mensaje que ha dejado Timothy Radcliffe, OP, durante su primera meditación -‘Resurrección: Buscando en la oscuridad (Juan 20, 1-18)’- en el retiro de preparación para la II Sesión de la XVI Asamblea del Sínodo de los Obispos que se celebra entre hoy y mañana.
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Antes, la madre Maria Ignazia Angelini, OSB ha guiado el rezo de laudes pidiendo a los padres y madres sinodales dejar “espacio a la escucha asombrada que nos reposiciona y nos prepara para este nuevo comienzo de caminar juntos”.
El dominico ha comenzado explicando que “el año pasado, en el retiro, reflexionamos sobre cómo escucharnos unos a otros. ¿Cómo podemos enfrentar nuestras diferencias con esperanza, abriendo nuestros corazones y mentes los unos a los otros? Algunas barreras cayeron y espero que empecemos a ver a aquellos con los que no estamos de acuerdo no como oponentes, sino como condiscípulos”.
Este año, la reflexión tiene un nuevo enfoque: ‘¿Cómo ser una Iglesia sinodal misionera?’. Sin embargo, “la base de todo lo que haremos es la misma: escucha paciente, imaginativa, inteligente y de corazón abierto”, porque “escuchar a Dios y a los hermanos y hermanas es la disciplina de la santidad”, ha remarcado.
Como ha destacado, “desde la última Asamblea, muchas personas, incluidos los participantes, han expresado sus dudas sobre si se va a lograr algo”. No obstante, él ha subrayado que “este Sínodo será fructífero si aprendemos a decir ‘nosotros’”. “Nuestra misión pastoral es estar con todos aquellos que están agobiados por el fracaso y el pecado y compartir el perdón que hemos recibido”, ha remarcado.
En relación con el papel de la mujer en la Iglesia, el religioso ha subrayado que “María Magdalena nos recuerda cómo las mujeres a menudo son excluidas de los puestos formales de autoridad en la Iglesia”. “¿Cómo encontrar el camino a seguir, que la justicia y nuestra fe exigen?”, se ha preguntado.
Radcliffe ha finalizado esta primera meditación recordando que “el Sínodo necesita de todas las formas en que amamos y buscamos al Señor, como necesitamos a los buscadores de nuestro tiempo, incluso si no comparten nuestra fe”.
‘La habitación cerrada (Juan 20, 19–29)’
Y de la misma manera ha comenzado su segunda meditación -‘La habitación cerrada (Juan 20, 19–29)’-. “Debemos estar cerca de los buscadores de nuestro tiempo. La primera tarea del liderazgo es sacar al rebaño de los pequeños rediles y llevarlo al aire fresco del Espíritu Santo”, ha explicado, para luego rematar: “El liderazgo abre las puertas cerradas de las habitaciones mal ventiladas”.
Según el dominico, “algunos venimos a esta Asamblea nerviosos por no encontrar reconocimiento y aceptación. Nuestras esperanzas para la Iglesia pueden ser despreciadas. Podemos sentirnos invisibles. ¿Nos atrevemos a hablar y arriesgarnos al rechazo? Si no se está acostumbrado a este mundo del Vaticano, con sus títulos grandiosos y sus ropajes extraños, puede resultar intimidante”.
Por otro lado, ha señalado que “nuestro amor por la Iglesia también puede, paradójicamente, volvernos estrechos de miras: el miedo a que se vea perjudicada por reformas destructivas que socaven las tradiciones que amamos. O el miedo a que la Iglesia no se convierta en el hogar abierto que anhelamos. Es profundamente triste que a menudo la Iglesia sea herida por aquellos que aman a la Iglesia”.
En este sentido, ha continuado: “Nuestro mismo amor a la Iglesia, de maneras totalmente diferentes, puede encerrarnos en un mundo estrecho, mirándonos el ombligo eclesiástico, observando a los demás, listos para detectar sus desviaciones y denunciarlas”.
“Por supuesto -ha aseverado-, hay cambios que algunos de nosotros anhelamos, pero no dejemos que eso nos encierre en nuestro pequeño mundo eclesiástico. Nos aburriremos. Dios se revela en las cimas de las montañas con horizontes ilimitados y fuera del campamento”.
El dominico ha advertido a renglón seguido que “este Sínodo no es un lugar para negociar cambios estructurales, sino para optar por la vida, por la conversión y el perdón”. “El Señor nos convoca a salir de los pequeños lugares en los que nos hemos refugiado y en los que hemos aprisionado a otros”, ha añadido.
Por último, el religioso ha pedido superar “toda la violencia que hay en nuestros corazones: pensamientos y palabras violentas”. Y en esta denuncia a la violencia ha insistido en que “el Cuerpo de Cristo está desfigurado por páginas web venenosas, llenas de acusaciones crueles, caricaturas y odio”. “Cualquiera que ejerza algún tipo de liderazgo en la Iglesia lo habrá experimentado”, ha puntualizado.