El prefecto para la Doctrina de la Fe diluye las expectativas de aprobar el diaconado femenino en la era Francisco

Victor Manuel Fernández, que está al frente de la comisión papal sobre las mujeres en la Iglesia, considera que “la cuestión del acceso” a este ministerio “es menos importante”

El prefecto para la Doctrina de la Fe diluye las expectativas de aprobar el diaconado femenino en

El prefecto para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández, considera que “el diaconado se convierte en una suerte de consuelo para algunas mujeres”.  Así lo ha manifestado en su primera intervención en la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad, como responsable de la comisión creada por el Papa Francisco para abordar la participación de las mujeres en la Iglesia.



Fernández anunció que este equipo de trabajo estudiará, entre otras cuestiones, “la relación entre la potestad sacramental y los ministerios laicales”, así como “las funciones en los ministerios eclesiales que no necesitan la orden sagrada la orden sagrada como servicio, la riqueza de los carismas y el problema de una falsa concepción de la autoridad equivocada”. Para el prefecto, “la cuestión del acceso al diaconado resulta menos importante y sí resulta más importante ampliar los espacios para una decisiva presencia femenina más fuerte” que se lleve a cabo “desde la práctica pastoral”.

Postura actual

A la hora de defender esta postura, expuso que ya “conocemos la postura la posición pública del pontífice, que no considera la cuestión madura”. También se remitió a las comisiones creadas a lo largo de este pontificado para abordar la cuestión. Aunque admitió que “claramente permanece abierta en la oportunidad de una profundización”, enfatizó que “en la mente del Santo Padre hay otros temas que hace falta profundizar y solucionar antes de apresurarnos a hablar de un eventual diaconado por algunas mujeres”.

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Con esta premisa, el prefecto considera que los esfuerzos al abordar la participación ha de abordarse desde aquellas mujeres que desde hace siglos hasta hoy “han ejercido una verdadera autoridad” sin estar relacionada “con el orden sagrado, sino en “un ejercicio de fecundidad hacia el pueblo de Dios tal vez más vez más fuerte y más decisivo que las limitadas tareas de un diácono”. Fernández puso como ejemplo a figuras como Teresa de Jesús, Hildegarda de Bingen, Mama Antula o Madeleine Delbrêl

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