“Quisiera, en cualquier caso, que fuera alguien catalán, joven y que colaborara en todo lo que se le pidiera, sin meterse en temas espinosos”. Así se imagina el obispo de Lleida, Salvador Giménez, a su sucesor. Y es que el prelado ha puesto su cargo a disposición del papa Francisco al llegar a los 75 años, tal como establece el Derecho Canónico.
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“Así es como procuro y he procurado encontrarme siempre yo en Lleida, donde llegué para poder sentirme como un miembro más de toda su comunidad de católicos y católicas”, ha apuntado en una conversación con la agencia Flama, en la que ha explicado, además, que cuando el Papa apruebe su renuncia, volverá a su tierra natal, Alicante.
¿Liturgia en valenciano?
“Me quedaré en una parroquia a confesar ya celebrar misa”, dice. “Creo que allí podré hacerlo mejor que yéndome a Muro de Alcoy, mi pueblo de nacimiento”, ha explicado. Hablando de lengua, ha señalado que no ve cerca que el valenciano pueda entrar en la liturgia.
“Es un tema muy vidrioso y de difícil resolución”, señala. “Como sucede con todos los problemas serios, éste requiere tiempo y madurez en las tomas de contacto que se puedan ir estableciendo. La responsabilidad está en manos de todos, es decir, en las de los sacerdotes y en los obispos que no se acaban de convencer de la utilidad que tiene el uso de las dos lenguas en sus iglesias. Lo que existe ahora es una división provocada por la diferente concepción de la aplicación de la lengua valenciana”.
