El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, será recibido este viernes a las nueve de la mañana por el papa Francisco en el Palacio Apostólico del Vaticano. Según comentan fuentes de Moncloa el encuentro tiene lugar “ante la gravedad de los acontecimiento” de Oriente Próximo. De esta manera, desde el Gobierno se estaría dando a entender que se trata de una visita de urgencia impulsada en estas últimas semanas ante el contagio del conflicto de Israel a Irán y Líbano.
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Sin embargo, tal y como adelantó ‘Vida Nueva’, el equipo de Sánchez habría comenzado a gestionar este encuentro durante el verano, cuando la escalada de violencia no había llegado a las cotas actuales de tensión. De hecho, en el caso de que el objetivo fuera “aunar esfuerzos en favor de la paz” en la región, lo cierto es que el Ejecutivo español llegaría tarde a Roma, puesto que la diplomacia vaticana y el propio papa Francisco llevan varios meses estableciendo redes con diferentes aliados para rebajar la tensión en Tierra Santa. Así, entre los principales colaboradores en esta materia se encontraría el rey Abdalá de Jordania y el presidente francés Emmanuel Macron, con los que el pontífice mantendría una relación fluida.
Invitación a Canarias
Según ha podido saber esta revista, más allá de la guerra de Gaza, el presidente del Gobierno llegará el viernes a Roma con “otros asuntos pendientes” bajo el brazo. Por un lado, se espera que oficialice la invitación del Papa para viajar a las Islas Canarias después de que el pontífice haya expresado su deseó de acudir al archipiélago para conocer de primera mano la actual crisis migratoria. Sánchez desembarcará en el Vaticano, por su parte, con el acuerdo cerrado con EH-Bildu para eliminar las llamadas devoluciones en caliente.
Por otro lado, el líder socialista también tiene en su agenda de asuntos pendientes con la Iglesia su empeño en expulsar del Valle de los Caídos a la comunidad benedictina liderada por Santiago Cantera. De la misma manera, el actual enfrentamiento con la Conferencia Episcopal a costa de la gestión de la lacra de los abusos en relación a las indemnizaciones a las víctimas, sería otro de los temas que podría abordar con el pontífice.
¿Fines partidistas?
En cualquier caso, al igual que sucediera en aquella primera cita de otoño de 2020, Jorge Mario Bergoglio podría ser advertido de que la audiencia podría ser utilizada con fines partidistas dando una versión pública del encuentro con cierta intencionalidad. Francisco optó entonces por una fórmula inédita en su encuentro con Sánchez.
Hasta la fecha, en estos once años de pontificado, el Papa ha mantenido el diálogo de tú a tú con todos los mandatarios a puerta cerrada, seguidos de un encuentro también privado con su comitiva. Tras la audiencia papal, los gobiernos emiten un comunicado donde dan a conocer la líneas generales de los temas tratados con el Pontífice y, en algún caso, tiene lugar una comparecencia ante los medios de comunicación.
Sin embargo, tal y como ya relató esta revista en su momento, ante el temor de que las palabras del Papa fueran tergiversadas, Francisco optó por una intervención con micrófono abierto ante sus invitados españoles para que solo trascendiera de manera explícita y directa aquello que él quería dirigir tanto a la clase política como a la población. Así, después de los 35 minutos que Francisco y Sánchez permanecieron a solas en la Biblioteca Privada de los Palacios Apostólicos, Bergoglio se dirigió al grupo durante nueve minutos. En un contexto de fuerte polarización, el Pontífice instó al presidente del Gobierno a “construir la patria con todos” por encima de cualquier ideología.
