Voraz incendio destruyó totalmente el templo y convento franciscano de Iquique, en Chile

El conjunto había sido declarado Monumento Nacional y era sede parroquial en la diócesis de Iquique

Incendio convento franciscano Iquique, Chile

A comienzo de la tarde de ayer viernes se declaró un voraz incendio en la parroquia San Antonio de Padua, de la Orden Franciscana, en Iquique. El templo parroquial y el convento adyacente, ambos construidos totalmente en madera, quedaron destruidos.



El obispo de Iquique, Isauro Covili, ofm, informó que “ayer hubo un amago de incendio, fue controlado y todo fue muy insignificante. Estuve en la mañana de hoy en el templo y todo transcurrió normal, nada que hiciera pensar que pudiera ocurrir lo que estamos observando. Lo que he sabido es que toda la gente salió de la iglesia, que adentro no hay gente herida y no hay vidas que lamentar”.

Agregó el obispo: “Es una lamentación tremenda perder el templo parroquial, perder el convento de los franciscanos y perder todo el patrimonio, el lugar donde la comunidad parroquial se reunía para celebrar, es cierto que se pierde lo material y esto con paciencia y en el futuro se puede recuperar”.

Valor patrimonial

El templo y convento fueron proyectados al llegar la Orden Franciscana a la diócesis de Iquique, a fines del siglo XIX. En 1899 los franciscanos recibieron en donación el terreno para la construcción que concluyó en 1903 con el convento y al año siguiente el templo. Toda la construcción es en madera. El convento está compuesto por un patio central, corredores y un edificio en ángulo. Presenta influencias neoclásicas, mientras la fachada del templo está compuesta por tres cuerpos verticales y voluminosos, con torres miradores que le dan gran presencia en la ciudad. Por su valor arquitectónico y patrimonial, el conjunto fue declarado Monumento Nacional en 1994.

En 1924 fue constituido como parroquia dedicada a San Antonio de Padua.

El incendio rápidamente, en minutos, consumió los edificios de madera, tanto el templo como el convento, pese al esfuerzo de 12 compañías de bomberos que llegaron al lugar. El párroco de la Catedral, Javier Sáez, mientras veía la destrucción del templo, expresó con tristeza: “Es más que un patrimonio, lo que estamos viviendo con la gente alrededor es desgarrador. Le pido a Dios que no haya muertes y que nos dé fortaleza para enfrentar este desafío, con mucho dolor y pena por lo que ha ocurrido”.

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