¿Será María Jesús Montero una profetisa?


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Hace unas semanas, mi amigo José Manuel me sugirió que escribiera en este espacio sobre “los éxtasis proféticos en los que cae María Jesús Montero, ministra de Hacienda, cuando escucha al líder”. Al principio me sorprendió, pero luego fueron acudiendo a mi memoria escenas de intervenciones de la ministra en el Congreso de los Diputados o el Senado o la memorable actuación que llevó a cabo frente a la sede del PSOE, en la calle de Ferraz, golpeándose el pecho –como cualquier “lomo plateado” que se precie– en aquella manifestación de adeptos que tuvo lugar durante esos cinco días de reflexión que se tomó Pedro Sánchez para ver si merecía la pena continuar en el cargo de presidente del Gobierno.



En efecto, en la Escritura encontramos textos en los que se perciben las primeras fases de la profecía en Israel. Según parece, en aquellos tiempos, la profecía tenía un marcado carácter extático, bastante diferente de lo que luego veremos en la época clásica de la profecía (con los grandes profetas “escritores”). Véase, si no, este texto en el que Samuel dice a Saúl tras ungirlo como rey de Israel: “Al entrar en la ciudad, tropezarás con una agrupación de profetas, que bajan del altozano, precedidos de arpas, tambores, flautas y cítaras, todos ellos profetizando. Entonces vendrá sobre ti el espíritu del Señor, profetizarás con ellos y te convertirás en otro hombre. Cuando te sucedan estas señales, haz lo que se te ponga a mano, porque Dios está contigo” (1 Sam 10,5-7). En la profecía a la que se alude parece que tiene un papel destacado la “enajenación” (éxtasis) –“te convertirás en otro hombre”–, producida por la posesión del espíritu divino. 1 Sam 19,24 presenta a Saúl “profetizando” de la siguiente manera: “Se despojó de sus vestidos, y quedó profetizando ante Samuel. Permaneció desnudo en tierra todo aquel día y toda aquella noche”.

Vicepresidenta primera y ministra de Hacienda

Contorsión verbal

Ahora que las cosas parece que se van poniendo difíciles para Pedro Sánchez, por la corrupción que le rodea, sus fieles se ven en la obligación de redoblar sus esfuerzos a la hora de hacer esos ejercicios de contorsión para agradar al líder (no, no esperamos que se desnuden, como Saúl). Un ejercicio de contorsión verbal como el que hizo en la mesa del Consejo de Ministros la ministra portavoz, Pilar Alegría, a la hora de valorar la decisión de la Audiencia Provincial de Madrid de no archivar la causa contra Begoña Gómez.